LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Todo indica que el gobernante Raúl Castro aspira pasar a la historia como el hombre que inició las transformaciones del anquilosado sistema socialista cubano. En el plano económico mediante algunos cambios estructurales, no estructurales y administrativos, los cuales, en su conjunto, conforman la denominada “actualización del modelo económico”. Y en cuanto a la esfera política, tradicional baluarte del inmovilismo, el general-presidente, al parecer, se apresta a iniciar el año 2013 con un sacudimiento del marasmo y la desidia que exhiben las organizaciones políticas y de masas (oficialistas) del país.
El pasado 28 de diciembre, los cubanos amanecimos con dos noticias que apuntan en la mencionada dirección. El periódico Juventud Rebelde se hacía eco de unas declaraciones ofrecidas a la Agencia de Información Nacional (AIN) por Yuniasky Crespo Baquero, la sustituta de Liudmila Álamo en la secretaría general de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). La dirigente juvenil declaró que los próximos meses serán testigos de cambios sustanciales en las estructuras, vida, quehacer y hasta en los documentos rectores— incluido los Estatutos— de la UJC y del resto de las organizaciones juveniles que se le subordinan, como la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), así como la Organización de Pioneros José Martí.
Yuniasky expresó que dichas organizaciones deben convertirse en espacios reales de participación y debate de todos sus miembros, en una clara alusión al formalismo que padecen actualmente, y que desestimula a los jóvenes. En otra parte de sus reflexiones, y en una implícita referencia a la burocracia que corroe a todo el aparato administrativo en la isla, la dirigente aseveró que “los nuevos documentos rectores de la UJC propiciarán cambios de nomenclatura de los cuadros profesionales, destinados a aligerar y dinamizar nuestras estructuras, y hacer más eficiente y racional el trabajo”.
Ese propio día, curiosamente, el diario Granma informaba de una conferencia de prensa ofrecida por Félix González Viego, el sustituto de Orlando Lugo Fonte en la presidencia de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). El dirigente campesino se refirió a un proceso de recapitulación o reorientación del sistema de trabajo de la ANAP; un proceso, no obstante, que conserva las misiones estratégicas de la organización: defender los intereses de la revolución, mantener y consolidar la alianza obrero-campesina, y trabajar para que los campesinos cumplan con las contrataciones, es decir, que le vendan a la empresa estatal de Acopio el grueso de sus producciones. El sesgo pragmático del anuncio emergió cuando el señor González Viego indicó que “las transformaciones, en sentido general, responden a la urgencia de elevar los niveles de producción de renglones como el maíz, el arroz, la leche, la carne de cerdo, la miel y los frijoles”.
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), por su parte, tienen pensado celebrar su VIII Congreso en septiembre de este 2013, pero previamente efectuarán asambleas a nivel de cuadra y barrios para tratar los mismos temas que se discutirán en el congreso, como son los gastados llamados a incrementar la vigilancia, las donaciones de sangre y la recogida de materias primas. Mas, teniendo en cuenta aquello de que “cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, al señor Carlos Rafael Miranda, coordinador nacional de los CDR, se le ocurrió practicar ahora mismo una innovación, y no esperar hasta septiembre para aparecerse con algo diferente. Entonces, en lugar de iniciar las asambleas en la base por alguna ciudad importante, se fue hasta un intrincado paraje de la provincia de Granma, y allí realizó lo que llamó “Asamblea Piloto Nacional”.
Por supuesto, hubiésemos preferido que el general-presidente permitiera la existencia de otras agrupaciones que reflejen disímiles tendencias políticas, y no centrar el esfuerzo en renovar estas organizaciones oficialistas, que son y seguirán siendo meros apéndices del Partido Comunista. Pero bueno, pensarán algunos propensos al consuelo, “del lobo, un pelo”.