LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Los periodistas cubanos necesitan de una “operación milagro” que les permita vislumbrar lo que acontece en el país. Al parecer, su falta de visión es sólo para lo que ocurre en Cuba, pues la muestran muy aguzada para cuanto sucede en el exterior.
La lectura del semanario Trabajadores nos recuerda aquel refrán popular que asegura: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Mientras reseñan con indignación sobre las eventuales listas de despidos de trabajadores de la administración pública en Chile, los periodistas asienten como corderos y justifican similares o peores medidas implementadas en todos los sectores laborales cubanos.
Allá son despidos, arbitrariedades, ataques contra el derecho de los trabajadores; acá, reordenamiento del modelo laboral cubano, aunque las consecuencias (irse para la calle a inventar cómo sobrevivir) sean las mismas.
Como si fuera poco, no establecen matices: aquellos, pueden salir para las calles a reclamar, exigir un subsidio y otras prerrogativas que da el derecho a la libre sindicalización; y los desempleados nuestros, no. Se les prohíbe, y de hacerlo, se les encarcela.
También siguen con ojo avizor los paros obreros en Uruguay ante la muerte de un trabajador por accidente, o el paro nacional anunciado para el día 13 por los sindicatos franceses, contra el recorte de los fondos públicos, los aumentos de impuestos y otras medidas restrictivas.
Los accidentes laborales que suceden en Cuba no los ven, aunque aumenten año tras año por la falta protección, el deterioro de las infraestructuras laborales y otros desastres ocasionados por la colectivización forzosa de las fuerzas de trabajo del país.
La falta de derecho a convocar a un paro nacional ante la ola de despidos que arrojará a las calles a millón y medio de trabajadores cubanos, tampoco. Mucho menos a la imposibilidad de protestar por el creciente recorte de fondos públicos para la educación y la salud, la desaparición de los subsidios, la disminución de los estímulos y otras prebendas engañabobos que reinaron en el país por más de medio siglo.
Sin dudas, dan vergüenza estos periodistas cubanos. Reseñar que El Consejo Nacional de los Trabajadores (CONATO), de Panamá, exigió esta semana la separación de dos directivos de la Caja de Seguro Social, provoca pena ajena.
¿Qué sindicato cubano puede exigir la renuncia de directivos de la Central de Trabajadores Cubanos (CTC), por la violación de derechos como acceder a un empleo sin mostrar afinidades ideológicas, recibir el pago en el tiempo y el monto estipulado, o incumplir el contrato colectivo con los trabajadores?
Nadie entiende dónde tienen la cabeza, ni cómo explican su visión parcializada estos periodistas que sólo ven lo que les obligan a ver, y lo demás lo pasan por alto.
El mundo socio laboral salta en pedazos en estos inicios del Siglo XXI, pero Cuba entera también, aunque con la ventaja de que aquí tenemos muy poco que perder, pues desde 1959 hasta la fecha, los cubanos lo hemos perdido todo.