LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -En el año 2012, muchas empresas cubanas reportaron serios incumplimientos, debido al abarrotamiento de sus almacenes porque los compradores, sin razón que los justificase, violaron los contratos firmados y no extrajeron sus pedidos a tiempo. Esto provocó graves afectaciones, entre ellas, la paralización del proceso productivo, el incumplimiento del plan de recaudación, afectaciones en el salario de los trabajadores y de otras obligaciones tributarias y de pago que no pudieron ser honradas.
Las empresas cubanas no pueden establecer entre ellas relaciones basadas en los principios del mercado, porque están obligadas a regirse por la disfuncional e ineficiente planificación centralizada, que establece desde arriba normas de obligatorio cumplimiento. En el momento en que surge un problema que afecta su gestión, los directivos, al no tener autonomía, no están facultados a solucionarlos, sino que deben esperar por las instancias superiores para que lo solucionen.
Todo el universo empresarial se rige por los 331 lineamientos económicos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista. En ellos se demoniza el mercado y se prioriza la planificación, la cual se materializa en los contratos económicos que las empresas refrendan, y es el único instrumento que garantiza la gestión económica del país.
El lineamiento número 10, señala: “Las relaciones económicas entre las empresas, las unidades presupuestadas y las micros empresas privadas, se concretan mediante contratos económicos”. Pero los resultados productivos registrados el pasado año pusieron de relieve la inefectividad de los contratos.
Un ejemplo de tales infracciones lo tenemos en el sector de la construcción, que incumplió su plan anual en 14%. El pasado año, las inversiones estuvieron 19% por debajo de lo planificado. Tales resultados se debieron principalmente a los incumplimientos de los contratos que las empresas constructoras y los inversionistas firmaron a principios de año.
No solo la construcción infringe. De las 480 actividades que fueron controladas centralmente, más de un tercio incumplieron. En esto incidió la mala contratación, los errores en la planificación, la falta de previsión en cuanto a los recursos, la indisciplina y la desorganización. A todo ello se suma la descapitalización de las empresas cubanas, algo que se arrastra desde los primeros años del tristemente célebre Periodo Especial.
Una clara muestra del incumplimiento de lo pactado en los contratos lo tenemos en el central-refinería Ecuador, ubicado en la provincia de Ciego de Ávila. La no extracción del azúcar refino ha provocado el abarrotamiento de los almacenes, lo que implica el peligro de que la producción se paralice, con las consecuentes afectaciones a la producción de azúcar de la presente zafra.
Los responsables son muchos: el Grupo Empresarial AZCUBA, responsable del funcionamiento de este central, la Unión de Camiones, el Centro de Carga y Descarga de la provincia, que por no situar los camiones y las casillas de ferrocarril, no puede garantizar la extracción de las 500 toneladas de azúcar refino que produce diariamente el central, el cual, a mediados de febrero ya había producido 4 600 toneladas por encima de su plan fijado para la fecha.
Las informalidades en la extracción de azúcar refino del central Ecuador son responsabilidad del Ministerio de Trasporte, al que, al parecer, le importa un comino que tan eficiente ingenio se paralice. Se diría que este problema no está entre sus prioridades.
La paralización del central echaría por la borda todo el esfuerzo realizado para ponerlo a punto antes del inicio de la zafra y contribuiría muy negativamente al incumplimiento del plan de azúcar, con las consiguientes pérdidas económicas y la afectación de los salarios de los trabajadores del central Ecuador, que lo han convertido en uno de los más productivos del país.