LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – Jaimanitas acaba de ser testigo de otro suceso alucinante de los tantos que la distinguen. En la calle 232 entre Tercera y Tercera B, número 260, fue muerto a palos Raúl, un aciano de noventa años, víctima de sus dos hermanos de 87 y 86.
Los tres viejos vivían solos y siempre peleaban cuando Raúl sufría sus ataques de delirio. Durante las crisis decía que se le aparecía la muerte preguntándole a cuál de los tres quería que se llevara. Entonces los otros lo acallaban a palos.
El mes pasado apareció en la casa una muchacha que dijo ser bisnieta de Raúl, que era el propietario de la casa. Ninguno de los tres la conocía, pero de todas formas la muchacha se quedó a vivir con los hermanos. Dijo en el barrio que iba a cuidarlos, y luego trajo a vivir con ella a un policía. Se comenta que la joven es una aprovechada que aspira quedarse con la casa cuando los viejos estiren la pata.
Pero la entrada a palos de los hermanos fue tremenda la última vez, porque Raúl dijo que veía a la muerte demasiado clara, insistiendo para que el viejo respondiera a cuál de los tres se llevaba. Antes que Raúl tuviera tiempo de contestar, lo acostaron en la cama y lo molieron a garrotazos. La muchacha salió a la calle pidiendo auxilio. Mario “el relojero”, y “el bemba” pasaban en ese momento, entraron y aguantaron a los hermanos, pero ya Raúl estaba muerto.
El policía llegó y aportó los datos del occiso, y el desequilibrio los otros.
Nos reunimos en la esquina antes del entierro: Ñico, Crispín, “el churro” y Joaquinito, a recordar a Raúl, quien fue en su tiempo un personaje público. Tenía casi la misma edad del pueblo y conocía sus historias. También comentamos sobre sus visiones demoníacas, las golpizas, la bisnieta recién aparecida que debía estar, ahora mismo, muy contenta con la primera baja.
Los transeúntes que se detenían a preguntar de qué había muerto el anciano no querían creer que fue a palo limpio. Y menos querían aceptar que sus propios hermanos lo enviaron al otro mundo. Y mucho menos la coincidencia de que el primer apellido de Raúl era Castro.