LA HABANA, Cuban, febrero, 173.203.82.38 –Hoy, 24 de febrero, se conmemoran 117 años del inicio de la última de las guerras emprendidas por los cubanos para obtener su independencia de España. En ésta, como en las anteriores contiendas, los masones jugaron un rol determinante.
Entre los cubanos que se veían obligados a exiliarse en los Estados Unidos de América y en otras naciones, se hallaban numerosos masones, quienes constituyeron logias en Cayo Hueso, Tampa y en Nueva York, o se afiliaron a otras existentes en países como España.
En Cayo Hueso y en Tampa se constituyeron las logias “Félix Varela número 64”, y “Francisco Vicente Aguilera”, a las cuales pertenecieron patriotas como José Dolores Poyo, Bernardo Miyares, Alfredo Rodríguez y Fernando Figueredo Socarrás, entre otros.
En Nueva York, los emigrados cubanos se afiliaron principalmente a la logia “Estrella de Cuba”, perteneciente a la Gran Logia Prince Hall, y en “La Fraternidad número 387”, de la Gran Logia de Nueva York. Antonio Maceo era Miembro de Honor de la primera. Y a la segunda pertenecieron Benjamín J. Guerra y Gonzalo de Quesada Aróstegui, Tesorero y Secretario del Partido Revolucionario Cubano. Esta logia era conocida como la logia cubana.
José Martí pronunció algunos de sus discursos más importantes en el “Masonic Temple”, que era el edificio donde tenía su sede la Gran Logia de Nueva York.
En España, numerosas logias acogieron a los exiliados cubanos. Entre ellas, “Caballeros Cruzados # 48”, en la cual José Martí ocupó el cargo de Secretario; y “Armonía 36”, donde desempeñó el puesto de Orador.
El documento conocido como “Manifiesto de Montecristi”, en el cual se explicaba al mundo las razones y propósitos por los cuales se inicia la guerra, fue confeccionado en Santo Domingo, por dos masones: José Martí y Máximo Gómez Báez.
A los cubanos exilados correspondió realizar la unificación en el exilio, la organización de la Guerra y el apoyo logístico necesario para su sostenimiento. Muchas de estas actividades se efectuaron en las logias masónicas.
Por su parte, en la Isla, otros masones preparaban el inicio de la contienda. El 24 de febrero, grupos de insurrectos se dieron cita en distintos puntos del país. Entre ellos, los reunidos por Juan Gualberto Gómez, en el ingenio “La Ignacia”, en Matanzas; en Guantánamo, Pedro A. Pérez; y Bartolomé Masó Márquez, en su finca “La Odiosa”, de Manzanillo.
A pesar de los esfuerzos realizados por el régimen castrista desde 1959 para contener el espíritu democrático de los masones, la tradición ha continuado. Muchos masones han cumplido largas penas en prisión, otros fueron fusilados, y no son pocos los que participan en diversos movimientos de la disidencia interna. Entre los detenidos en marzo de 2003, con el “Grupo de los 75”, se hallaban 13 masones.
Los masones exiliados han logrado organizarse en cuatro entidades: la Gran Logia de Cuba en el Exterior, la Gran Logia Unida de las Antillas, la Gran Logia Hispanoamericana y la Federación de Masones Exilados “Cuba Primero”. Todas cuentan con logias esparcidas por el territorio norteamericano.
Lamentablemente, a diferencia de lo ocurrido en 1895, en esta oportunidad los masones de ambas orillas no han podido ser protagonistas en el logro de la necesaria unidad de propósitos para trabajar por la realización de cambios pacíficos en Cuba.