LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Ya se anuncia por la prensa oficialista la próxima celebración de la conferencia “Por el equilibrio del mundo”, en el contexto del 160 aniversario del natalicio de nuestro héroe nacional José Martí. Esta será la tercera edición de un evento que acostumbra reunir en La Habana a conocidos representantes de la izquierda internacional, los que no pierden la ocasión de enfilar sus armas contra las políticas de Estados Unidos y el resto de las naciones desarrolladas de Occidente.
Del vasto legado martiano, ellos se apropian de aquella frase que Martí incluyó en la carta a su amigo Manuel Mercado, y que quedó inconclusa debido a su caída en Dos Ríos: “Tratar de evitar, con la independencia de Cuba, que los Estados Unidos caigan sobre las Antillas con esa fuerza más”. Está demostrado que Martí no fue, en esencia, un antinorteamericano. Así lo confirman sus “Escenas Norteamericanas”, en las que destaca las vigorosas instituciones de la patria de Lincoln. Además, su prolongada estancia en la ciudad de New York— los últimos tres lustros de su existencia— reafirma que ese fue el lugar idóneo que encontró para desarrollar su labor intelectual, y preparar las condiciones para que estallase en Cuba la guerra necesaria contra el colonialismo español.
En cuanto a las relaciones económicas internacionales, el Martí joven era un admirador del libre comercio, lo que se desprende de sus colaboraciones en revistas y periódicos mexicanos hacia el año 1875, fecha en que el ilustre cubano arribó a ese país al concluir su primer destierro en España. Claro, en esa época florecía el capitalismo de libre competencia, muy distinto a lo que sucedió en las postrimerías de esa centuria, cuando los monopolios de la nación norteña se hallaban prestos a invadir con sus productos los mercados de los países al sur del río Bravo; una situación que inquietaba a Martí.
Y en verdad no está mal que se acuda a las enseñanzas del Apóstol para corregir ciertas anomalías que observemos en la arena internacional. Lo que sí resulta inadmisible es el intento de ocultar que el pensamiento martiano sirve también, y en gran medida, para enmendar el profundo desequilibrio que hoy apreciamos en la sociedad cubana; un desequilibrio que, en lo fundamental, se manifiesta en la supremacía de una fuerza política sobre el resto de la sociedad, con el consiguiente disfrute de privilegios y prebendas por los miembros de esa burocracia partidista. Basta con otra simple frase martiana para ilustrar nuestro comentario: “Para mí, la patria nunca será triunfo, sino agonía y deber”.
Entonces, y basándonos en el enunciado “Con todos y para el bien de todos”, sería conveniente que las autoridades cubanas alternaran el temario a discutir en estos eventos. Así, a este cónclave referido a las ideas de Martí acerca del equilibrio del mundo, le podría seguir el año próximo una reunión titulada “Martí y el equilibrio de Cuba”, en la que se convoque, sin exclusiones, a las distintas tendencias políticas de la nación. Sería también una muestra de que algo se mueve realmente en la isla.
Ah, y no podemos pasar por alto algunos nombres confirmados para la cita que comenzará el venidero 28 de enero: Ignacio Ramonet, Atilio Borón, Frei Betto y Adolfo Pérez Esquivel. Nadie duda de que, del seno de tan “selecta” nómina, emerjan planteamientos que ameriten nuevamente nuestra atención.