LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – El asunto comenzó a calentarse tras la protesta de la compañía Sherritt, que detectó notables sustracciones de combustible de la planta eléctrica Energás, de capital cubano-canadiense, localizada en la provincia Mayabeque.
Se afirmó, por una parte, que el hurto ocurría de día, y otra versión afirmaba que el delito se consumaba en horas de la noche.
Fuese de día o de noche no parecía posible extraer miles de litros de nafta, gasolina, fuel oil y otras variedades de carburante, sin la complicidad de los guardianes. La denuncia se formalizó en el Departamento Técnico de Investigaciones de San José de las Lajas, capital de la provincia. Se reforzó la vigilancia en la entrada y el DTI colocó cámaras en los alrededores de la instalación. Después de un tiempo, el saqueo continuaba. La policía económica estaba a la caza de los ladrones de combustible.
Un chofer de la empresa estatal CUPET fue sorprendido con las manos en la masa, aferradas a una manguera en el momento del trasvase ilícito, desde un tanque trasero en el coto cerrado de ENERGÁS a la cisterna del camión, y con la complicidad de dos custodios.
Fueron detenidos y trasladados a las oficinas centrales del DTI, en 100 y Aldabó, en La Habana, y sometidos a interrogatorios, junto a otros vigilantes, según narró a este reportero Roberto Blanco, un residente en la zona.
“La tripulación de un auto patrullero detuvo en las inmediaciones de la planta a otros dos individuos, que viajaban en una carreta tirada por un caballo a altas horas de la noche, el pasado 22 de abril”.
Eran Álvaro, de 18 años, estudiante; y Daniel, de 28, custodio de SEPSA, empresa estatal de seguridad física, ambos con residencia en Boca de Jaruco, población cercana a la planta.
Durante el interrogatorio, ambos declararon que se dirigían a las oficinas de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo de Occidente, y al restaurante El Cayuelo, a recoger sancocho para sus cerdos, versión que la policía no creyó.
El 16 de mayo confesaron que el propósito de la aproximación a Energás era la compra y posterior reventa de nafta y diesel, cuya demanda es alta entre los choferes de carros particulares, y también estatales, ya que el gobierno asigna cuotas estrictas a sus vehículos.
Los choferes estatales compran combustible adicional a los traficantes, a un precio menor que el que se paga en las gasolineras, para poder realizar viajes particulares en provecho propio.
El gobierno aumentó recientemente el precio del combustible, debido a que el precio barril de petróleo ha subido en el mercado internacional. Inmediatamente, también subió en el mercado negro.
En los últimos meses, debido a la entrega de licencias a taxistas particulares y a transportistas de carga, la demanda de gasolina y diesel se ha disparado. Las carencias materiales y la falta de opciones legales para ganar más dinero incitan al robo y venta de combustible.
Energás, con otra planta en Matanzas, produce electricidad a partir del gas natural que se extrae de los yacimientos de petróleo. El proceso de separación del gas del petróleo permite un remanente de otros carburantes, que avivan la ambición de los cacos.