LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -El desfile del Primero de Mayo expuso la actualización del evento, al son de las nuevas tendencias propuestas por el último congreso del PCC. La presencia de los flamantes actores económicos por cuenta propia, junto al incremento de la participación de los acostumbrados “turistas políticos y compañeros de viaje”, con el objetivo de mostrar a los escépticos cubanos un presunto apoyo internacional a las nuevas medidas económicas.
Algo más de 300 mil trabajadores por cuenta propia, según cifras gubernamentales, integran ya las filas de la nueva economía no estatal. Paradójicamente, de acuerdo también con informaciones provenientes del Estado, “muchos” de estos cuentapropistas se han incorporado a las filas de los sindicatos obreros, completamente controlados por el régimen. Sin embargo, la propaganda oficial no revela cuántos trabajadores por cuenta propia han reingresado o ingresado a las filas de esos sindicatos que no los defendieron cuando el Estado los cesanteó y los lanzó a bracear en un mar de impuestos y regulaciones, desprovistos de experiencia alguna.
Durante la semana precedente a la fecha, los mensajes de la media nacional, sobre todo la radio, difundieron primordialmente declaraciones de trabajadores por cuenta propia y de simpatizantes extranjeros de las brigadas de amistad con Cuba (la Dictadura), que desde una quincena antes comenzaron a llegar a La Habana, como quien visita el parque jurásico de una ideología extinta.
Una camarada turista española, entrevistada por una estación de radio habanera, expuso su emoción por participar en un evento que calificó como “único en el mundo”, algo así como el carnaval de Rio de Janeiro para la izquierda.
Los desfiles de los últimos cinco años no han tenido la duración ni grandiosidad de los de aquellos años “gloriosos” del pleno empleo, cuando alcanzaba el dinero aunque no se produjera nada, gracias al generoso subsidio soviético, y los sindicatos encuadraban a sus miles de afiliados para desfilar en interminables bloques compactos.
En estos desfiles más recientes abundan los empleados de “corporaciones”, empresas que pertenecen al sector económico que genera divisas y artistas integrantes de grupos, conjuntos y compañías que viajan al extranjero y ganan una parte del salario en divisas. Son esos los que necesitan mostrar su fidelidad desfilando, para conservar sus prebendas.
Desfilan también estudiantes de universidades de elite, como la de Ciencias Informáticas, becados extranjeros y militantes del Partido Comunista de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas.
Quién sabe, puede que en los próximos años, para dar más diversidad y colorido a la fiesta proletaria, se planifique que se unan grupos de religiosos, sobre todo católicos, siguiendo las “orientaciones” del Arzobispado.
No obstante, es probable que al final de cada parada continuemos escuchando las añejas y desfasadas notas de la Internacional, llamando a los esclavos sin pan a hundir al imperio burgués. Aunque en estos tiempos de reconciliación y luna de miel con la iglesia, quizás haya que hacerle algún arreglito a aquella estrofa de “ni César, ni burgués, ni Dios”. Que siempre es bueno eso de guardar las apariencias.
Todo será cuestión de esperar y ver cómo los desfiles del Primero de Mayo se reinventan para reflejar los nuevos tiempos de “reformas” para preservar el socialismo.