LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – Según el informe de FAO sobre la cotización internacional de los alimentos en junio, presentado el 7 del presente mes, los precios se incrementaron en 1,0% en relación con mayo y en 39,0% con respecto a junio de 2010. Los precios de los cereales disminuyeron 1,0% comparado con mayo, pero se incrementaron en 71,0% sobre junio de 2010.
Los precios de los aceites y grasas se mantuvieron a un nivel similar a mayo, y los productos lácteos tuvieron un crecimiento prácticamente marginal; la leche descremada aumentó 5,0% y la entera se redujo en 3,0%, manteniéndose estables los de mantequilla y quesos. Los precios de la carne permanecieron a un nivel similar a mayo, aunque el pollo se incrementó en 3,0%, y hubo cierta reducción en la carne porcina.
El azúcar se reafirmó en los mercados como el alimento mejor cotizado con una elevación sobre mayo del 14,0%; solo un 15,0% por debajo del nivel record alcanzado en enero, cuando su precio rebasó ampliamente los 30 centavos/libra. Datos correspondientes a julio reflejan que esta tendencia alcista se mantiene, y entre el 11 al 15 de julio el precio estuvo alrededor de los 30 centavos/libra. Esta dinámica alcista está determinada a corto plazo por las reducida disponibilidades de exportación mundiales, muy especialmente en Brasil, el mayor productor, con un estimado de producción considerablemente inferior a 2010, de acuerdo con informaciones recibidas por FAO.
Las consecuencias para Cuba -importadora de alrededor del 80,0% de los alimentos que consume- de la continua elevación de los precios de estos rubros son altamente perjudiciales, ya que conjuntamente con las también altas cotización del petróleo, constriñen aún más la reducida capacidad de compra externa. A causa de esta desfavorable coyuntura, ha sido ajustado el modesto Plan de la Economía del 2011, que preveía un crecimiento del PIB del 3,1%. Aunque ya hace semanas fue realizada la corrección, todavía son desconocidos los resultados. No obstante, es evidente que los niveles de importación de recursos programados serán recortados, con negativas consecuencias en las esferas del consumo y la inversión.
Para muchas naciones dependientes de la importación para alimentar a sus pueblos, esta constante elevación de la cotización de los comestibles es de suma gravedad, incluso puede promover la inestabilidad social y terminar, como ya ha sucedido en varios lugares, en episodios de violencia. Sin embargo, en otras productoras de alimentos, como Brasil y Argentina, significa que proseguirá una época de bonanza, de “vacas gordas”.
En el caso de Cuba, otrora la gran azucarera del mundo, esta coyuntura debió representar una etapa de florecimiento. Desafortunadamente ello no será así, al estar destruida nuestra agricultura y haberse convertido el país en importador anual de más de 1,5 miles de miles de millones de dólares en alimentos, en gran parte adquiridos en Estados Unidos. Unas circunstancias que perfectamente podrían haber traído una considerable bonanza, en realidad promoverán adicionales penurias para Cuba.