LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – El turismo podría ser una de las principales locomotoras que arrastre al resto de la economía cubana. Las potencialidades de la isla son sustanciales gracias a sus bellezas naturales, cultura internacionalmente reconocida, clima agradable durante todo el año, excelente ubicación geográfica y una población amistosa y amable con los extranjeros. Lamentablemente, durante decenios estas ventajas no fueron utilizadas, pues las autoridades siempre han temido el contacto del pueblo con los visitantes y el contagio de las ideas democráticas, contrarias a su dominación absoluta sobre la sociedad.
Tuvo que ocurrir la debacle del llamado socialismo real, a fines de los 80, para que el gobierno se sintiera obligado a aceptar el turismo como una opción económica que diera oxígeno financiero a la casi ahogada economía. Desde entonces, el número de visitantes se ha incrementado año tras año y, según las estadísticas publicadas, hubo 2 531 745 llegadas en 2010, para un crecimiento de 4,2% en relación con el año anterior. Sin embargo, hay elementos que indican que la actividad turística tiene serias deficiencias. De hecho, el pasado año las pernoctaciones se mantuvieron prácticamente al mismo nivel que en 2009, con 16 513 548 frente a 16 503 095 el pasado año, lo cual podría denotar que, aunque hubo más visitante, el tiempo de estancia promedio disminuyó. No obstante,la explicación a ese estancamiento pudiera consistir en que las estadísticas no contemplaran las pernoctaciones de los visitantes en casas de familiares, en un año de fuerte aumento de las llegadas de cubano-norteamericanos, producto de los pasos flexibilizadores dados por la Administración Obama.
El ingreso bruto generado por el turismo fue de 2 218,4 millones de dólares en 2010, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). Esto arroja un ingreso bruto por visitante de 876 dólares, incluidos los ingresos por transporte internacional. Aunque representa un incremento del 6,5% con respecto a 2009 (857 dólares), continua distante del promedio per cápita del ingreso bruto en el período 2005-2009 que fue de 986 dólares. Desafortunadamente, las estadísticas cubanas no brindan datos del ingreso neto aportado por el turismo. Sin embargo puede estimarse que en un país donde hay que importar prácticamente todo, incluidos artículos antaño tradicionales de producción cubana, como azúcar y café, las utilidades no deben ser considerables e incluso podrían tener una tendencia regresiva en la medida en que los visitantes aumenten y continúe estancada la oferta de alimentos e insumos de origen nacional. Tampoco puede soslayarse que simultáneamente hay que hacer importantes desembolsos a los turoperadores y compañías turísticas extranjeras establecidas en el país, lo cual constriñe aún más la baja rentabilidad actual de la actividad.
Además, la eficiencia en la utilización de las capacidades turísticas es relativamente baja y en permanente descenso. La tasa de ocupación media anual de las instalaciones de alojamiento fue de 57,1% en 2010, 2,7% inferior al año precedente. Asimismo, se observa una tendencia continuada al descenso desde 2005, cuando fue de 63,6%.
Este cuadro es lamentable, pues la actividad turística posee una alta dinámica a escala internacional. Si en 1995 se recibieron 528 millones de visitantes en el mundo, en 2010 fueron 935 millones, para una tasa de crecimiento promedio anual de 3,9%, según datos de la Organización Mundial del Turismo. Las perspectivas son todavía más halagüeñas, teniendo en cuenta los avances en las comunicaciones internacionales y el aumento del turismo desde países emergentes, en particular China, convertida ya en la cuarta nación a nivel mundial por los gastos en el exterior por este concepto.
En 2011 se prevé recibir 2,7 millones de visitantes, para un crecimiento del 6,6%. En los primeros 5 meses del año han llegado 1,36 millones. Las posibilidades podrían ser aún mayores, cuando se normalicen las relaciones con Estados Unidos, lo que ocurrirá en algún momento futuro. Las medidas tomadas por la Administración Obama en 2009 para liberalizar los viajes de la comunidad cubana residente en Estados Unidos resultaron en que ese país ya sea la segunda fuente de visitantes, después de Canadá. Una 324 000 personas visitaron Cuba en 2010 a través de vuelos directos. De ellos, el 95,0% correspondió a nacidos en la isla o sus descendientes, según la Empresa Marazul, que cubre con vuelos charters la ruta entre ambos países. Todo parece indicar que las visitas se incrementarán notablemente en 2011 por el aumento de la autorización para operar viajes a aeropuertos norteamericanos y para que ciudadanos estadounidenses puedan viajar con objetivos culturales, religiosos y otros. Estimaciones de especialistas indican que si se levantaran totalmente las restricciones, en el primer año viajarían a Cuba cerca de 1, 0 millón de estadounidenses, con altos niveles de gastos por visitante.
El turismo en Cuba podría convertirse en una de las principales locomotoras que arrastre al resto de la economía, convirtiéndose en un factor de progreso y desarrollo, pero son indispensables cambios radicales en el modelo económico, que liberen las fuerzas productivas y sirvan de soporte interno al avance de turismo. De mantenerse la situación actual de importación de todas las demandas del turismo, llegará un momento cuando el esquema se haga insostenible e incluso origine pérdidas absolutas a la economía cubana.