LA HABANA, Cuba, 24 de agosto (173.203.82.38 – No tener un artefacto suficientemente grande para la elaboración de puré con fines comerciales no fue impedimento para el cuentapropista Roberto Ruiz, de la capital, para sacarle provecho al tomate en la pasada temporada de recolección.
Después de mucho caminar tras un motor de centrífuga de lavadora soviética Aurika -los más resistentes- que no encontró en ninguna parte, para usarlo en la fabricación de una batidora grande y fuerte como han hecho otros, se impuso una vez más el ingenio del criollo. Pensó: “¿Por qué no usar mi lavadora para moler los tomates?”. Dicho y hecho.
-¿Pero en esta lavadora usted bate los tomates?, preguntaron los inspectores.
Cierto que usar una lavadora de ropa para elaborar pulpa de tomate resulta extravagante, pero cumplía las normas higiénicas establecidas por el Ministerio de Salud Pública. Los del fisco tuvieron que resignarse. No había infracción de la ley. Todo estaba en orden.
Ruiz tiene permiso comercial para la producción casera y venta de puré de tomate, ajo y otros géneros agrícolas. Las quejas de los cuentapropistas no son sólo por falta de batidoras apropiadas. Necesitan muchos otros insumos. Unos los venderá el Estado. Otros se los procurarán los propios trabajadores particulares.
El Ministerio de Comercio Interior, frente al reclamo de cuentapropistas impedidos de prestar sus servicios con mejor eficiencia, aprobó en días recientes la resolución 3l8 de 2011, que reanuda la venta de equipos eléctricos y electrodomésticos en la red minorista, destinados a trabajadores por cuenta propia, para el empleo principalmente en el sector gastronómico y arrendamientos de viviendas.
El ministerio en cuestión aclara que la facilidad de venta de cocinas, hornillas, hornos, acondicionadores de aire, duchas y calentadores eléctricos, freidoras, asadores, planchas de grillar , sartenes eléctricas y máquinas de elaborar rositas de maíz a cuentapropistas no excluye la comercialización al resto de la población.
De todos modos habrá que tener paciencia. El ministerio explica que no hay existencia de muchos de los artículos necesarios, que se pondrán a la venta de manera gradual, en la medida que se compren en el extranjero y lleguen a la isla.
“Es un paso, un pasito de avance. Hay que esperar. Lo más interesante del anuncio del gobierno es que elimina un freno más, la resolución ministerial 222 de 2003, que prohibía la venta de algunos de esos equipos a particulares”, dice Ruiz.