LA HABANA, Cuba, septiembre, 173.203.82.38 -Hay nuevos estafadores en Cuba. Lo corrobora el testimonio de Mónica Quintero Lao, que todavía no se explica el modus operandi por el cual fue despojada de sus 6 pesos convertibles (menos de 7 dólares), patética suma que sin embargo representa sus honorarios de 8 días de trabajo.
El autor de la fechoría es inmune al castigo. Es muy posible que la denunciante no sea la única que haya sufrido daños a su economía por parte de quien se apodera de los dineros ajenos con total impunidad.
Al menos no hay detalles de alguna medida para detener lo que podría ser solo un eslabón de una cadena de delitos. Las gestiones que ha realizado en busca de compensación han resultado inútiles. Pese a la falta de respuestas, Mónica insiste en recuperar lo que le pertenece.
De acuerdo con lo que relata en la edición del semanario Trabajadores, del día 10 de septiembre, el culpable es nada menos que el cajero automático situado en los bajos del Banco de Crédito y Comercio, ubicado en la ciudad de Moa, en la provincia de Holguín, a unos 700 kilómetros al este de la capital.
La estafa se consumó el pasado 23 de junio, en horas del mediodía. Tras cumplir con todos los procedimientos para extraer el efectivo, nada salió por la rendija del artefacto, no obstante las indicaciones de que podía obtener el dinero sin problemas.
La consulta de saldo mostró la rebaja en la cuenta. Sin embargo, Mónica se fue con las manos vacías. Lo más dramático de este caso, que debe tener un buen número de réplicas en diversas partes del territorio nacional, es que la atribulada ha caído en el llamado “peloteo”. Primeramente, al solicitar dirigirse a las oficinas bancarias, el custodio le comunicó que no había funcionarios para atenderla.
Después de esto, sobrevino lo de siempre. La terrible combinación de ineptitudes e indiferencia de una burocracia que se place en darle vueltas a cualquier asunto, sin ánimos de encontrar soluciones.
Según la afectada, ni las visitas, ni las llamadas telefónicas a la institución han servido para encontrar respuestas al incidente, lo que sirve para poner en perspectiva la incompetencia del sistema en enmendar cuestiones que en cualquier lugar normal podrían resolverse en pocos minutos.
A más de dos meses de ocurrido, el caso sigue abierto a decenas de interrogantes y cuestionamientos sobre un hecho que quizás no sea casual. Las artimañas para saquear al prójimo son en Cuba un asunto donde participan muchos ciudadanos.
Es el modus vivendi que se ha consolidado lo mismo en el centro que en la periferia de un socialismo que desde hace tiempo huele a podrido.
En medio de la miseria y la degradación, imperan en el pais el “sálvese quien pueda” y se acepta como buena la máxima de que “el fin justifica los medios”. Robarse unos a otros es ya parte de una cultura impuesta por las circunstancias. Algo que vino con el socialismo para quedarse y esparcirse como el marabú que se ha adueñado de nuestros campos.
¿Recuperará Mónica sus 7 dólares? Dependerá de su suerte, su voluntad y su resistencia para enfrentarse a la tenaz y sádica burocracia socialista.