LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – Llaman la atención dos artículos aparecidos los días 11 y 18 de febrero en el periódico Granma, uno de Marcio Porto, representante de la FAO en Cuba y otro del periodista Félix López .
Porto se refiere a la urgencia de una seguridad alimentaria sustentable y López alerta del huracán desatado con la subida incontrolable de los precios de los alimentos.
Porto explica que para algunos países no es difícil resolver sus disponibilidades de alimentos si tienen dinero para importarlos, pero se hace la pregunta: “¿A qué costo para el desarrollo del un país?”. Según él, en el caso de las economías planificadas la solución de esta crisis en la agricultura perjudica a sectores como la educación, la cultura, la salud y el transporte, para citar algunos casos.
Para el representante de la FAO en Cuba, la seguridad alimentaria se logra con la independencia de la producción de alimentos, y esta se alcanza si se priorizan las inversiones en todos los eslabones de la cadena alimentaria.
El periodista Félix López alerta sobre el costo de la canasta básica -que contempla cereales, lácteos, carne, grasas y azúcar-, y ya sobrepasa el 3,4% en relación a su valor del mes anterior. El periodista de Granma, atribuye esta alza de precios al desmedido afán de ganancia de los especuladores, que pescan en río revuelto y que cada vez más se apropian del mercado de materias primas.
López afirma que la seguridad alimentaria, de la que se habló por primera vez en la Cumbre de los Alimentos de Roma, celebrada en 1996, se traduce en que los pueblos sean más libres a medida que produzcan sus alimentos y dependan menos de su compra en el exterior. También alerta que la economía cubana no puede descuidar sus planes de producción de alimentos, pero reconoce que la soberanía alimentaría continúa como asignatura pendiente de la agricultura y la industria alimenticia cubana y que de ella depende la seguridad nacional.
Pero tanto Marcio Porto como Félix López omitieron las causas de la no resuelta seguridad alimentaria que, ambos lo saben, es consecuencia de la política equivocada que aplica el gobierno en la agricultura. Muestra de ello lo tenemos en que el pasado año hubo incumplimientos en 12 renglones agrícolas, siendo los más críticos, el arroz, los frijoles, los cítricos, las hortalizas, la papa, el café y el azúcar (se produjeron 1.1 millones de toneladas en la peor zafra en un siglo).
El año pasado, la producción de frijoles no rebasó las 30 mil toneladas, de 50 mil previstas. La diferencia para cumplir con la cuota normada hubo que comprarla en los Estados Unidos por 70 millones de dólares.
Algo similar ocurrió con el arroz. De una producción estimada en 387 mil toneladas, se cosecharon 247 mil, pero sólo se entregaron al Ministerio de Comercio Interior 81 mil toneladas. Las 166 mil toneladas faltantes hubo que importarlas a un costo de 66 millones de dólares.
Debido al estancamiento de la producción agrícola, en los últimos nueve años se destinaron 3 mil 526 millones de dólares a la compra de alimentos en Estados Unidos, lo que ubica a Cuba en el lugar número 30 entre los países que compran alimentos a USA, a pesar del embargo vigente desde 1962. Estas compras alcanzaron la cifra record de 710 millones de dólares en el año 2008.
El pasado año las compras ascendieron a 366 millones. A ese monto hay que añadir los gastos de transportación marítima, recargos bancarios y otros gastos. Los pagos se hacen al contado, a través de bancos ubicados en terceros países.