PINAR DEL RÍO, Cuba, abril, 173.203.82.38 -La ilegalidad a la orden del día, aliada incondicional de la corrupción, es en Cuba la vía de escape nacional. Para buscar remedio a las necesidades cotidianas, no queda más que acudir a ella. Por diferentes carriles, van en una misma carrera loca policías y perseguidos, procurando eludir las carencias.
No es posible poner orden a una economía en bancarrota. Los planificadores al máximo nivel de gobierno hacen malabares de distracción con propuestas para posibles soluciones que nunca llegan. La población se mezcla entonces en la ilegalidad, recurrente como forma de escape. Funcionarios, agentes del orden, desocupados, obreros, amas de casas y el resto de de la sociedad se involucran de una manera con lo prohibido.
Emilio, 48 años, trabajador de la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria), comenta: “La mayor parte de la población cubana evade impuestos. El mercado negro es la principal opción que tienen para resolver sus problemas. Entonces se produce una especie de intercambio entre los ciudadanos necesitados y los que tienen a mano la solución a los problemas que el Estado no puede resolver. En esta amalgama de ilegalidades se involucra casi todo el mundo, desde el trabajador simple hasta el dirigente estatal o el policía”.
Por su lado, Carlos , obrero de calderas, 39 años, agrega: “Las necesidades que tengo y que no me resuelve el gobierno, salgo a resolverlas por la vía del mercado negro. Si tengo que arreglar mi casa y no hay cemento, o está en las tiendas del Estado a un precio que no puedo pagar, debido al miserable salario que me pagan, busco a un abastecedor clandestino que se lo robó en una empresa para vendérmelo más barato. Se beneficia él y yo resuelvo mi problema. La seguridad social no recibe nada en esta operación. A fin de cuentas, la seguridad social cubana no le resuelve nada a nadie”.
Con la ayuda de un amigo, pude contactar con el agente de la policía Danilo. Por más de diez años se ha desempeñado como “cuidador del orden”:
-Para nadie es un secreto que los policías simples en este país padecemos las mismas necesidades y carencias que sufre la población. Dentro del Ministerio del Interior, los únicos que tienen casi todos los problemas resueltos son los altos jefes. El resto los tenemos que resolver entrando en la ilegalidad. Los únicos que viven bien en este país son los altos oficiales de las Fuerzas Armadas (FAR), tienen privilegios de todo tipo, incluso no les permiten codearse con las gentes.
Según Danilo, todo el mundo ve en la policía al principal enemigo, pero eso es un error, pues aquí a los que tienen preparados para enfrentar al pueblo cuando pase algo son a los del ejército,tipos en los que más confía el gobierno; a fin de cuentas, son los que más comprometidos están con el régimen por ser los que mejor viven.
Y añade:
-La peor parte la llevamos los policías de a pie, al estar en contacto directo con la población, pero ya muchos nos vamos dando cuenta y el pueblo va confiando más en nosotros. Al fin y al cabo, somos necesitados también. En mi barrio me hago el de la vista gorda cuando se presenta alguna ilegalidad; de esa manera, cuando me tengo que involucrar en algo ilegal, ya me he ganado la confianza de las personas y sigo adelante.
Migdalia, ama de casa, también opina al respecto:
-En el extremo final de la cadena por la supervivencia nacional está la mujer como ama de casa al frente de las primeras necesidades de la familia. Yo interrumpí mis estudios cuando di a luz mi primer hijo. Ahora tengo dos. Uno de ellos toma leche todavía. El Estado cubano les quita la leche a los muchachos a la edad de siete años, imagínese usted; esa es la edad en la que empiezan el desarrollo. Ante esta situación yo pongo a mi hijo por encima de todo y hago lo que tenga que hacer. Recurro a los vendedores clandestinos de leche en polvo. El gobierno dice no tenerla, pero en algún lugar está, pues alguien se la está llevando para colocarla en el mercado negro. Así pasa con casi todos los productos que la población necesita y no están ofertados en las tiendas, y cuando están, no hay quien les llegue debido a los precios altos.
Así van las cosas. Cubanos de todas las categorías sociales intentan romper un cerco estrecho que en la medida de los inevitables días que llegan y pasan, van colocando el reto: desgarrar el velo de las necesidades y la incertidumbre con herramientas en negro.