LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -A poco más de dos meses de iniciado el año 2012, en ningún punto de venta de materiales de la construcción se vende cemento en pesos cubanos. Solo se puede adquirir, a 6.20 dólares la bolsa, en las Tiendas de Recuperación de Divisas.
Esta carencia de cemento está afectando la construcción de 2 300 viviendas de las llamadas “por esfuerzo propio”. A esto se suman los propietarios de viviendas, entre ellos, los que han recibido créditos o subsidios, que no han podido iniciar las reparaciones de sus casas, debido a la falta de cemento.
La situación no es nueva. El pasado año, el Grupo Empresarial del Cemento no pudo cumplir su plan de producir 2 300 000 toneladas. Los incumplimientos productivos de las fábricas de cemento de Nuevitas, y de la Carlos Marx, la mayor del país, ubicada en la ciudad Cienfuegos, se debieron a que sus procesos fabriles se vieron interrumpidos en varias ocasiones porque sus silos y almacenes se abarrotaron de cemento, debido al retraso de los organismos responsabilizados con la extracción.
Esos incumplimientos afectaron el Producto Interno Bruto (PIB), que sólo llegó a 2,7%, del 3% que se había previsto. En eso incidió de manera directa la baja ejecución de los planes de construcción. De las de 11 500 viviendas previstas para fabricar con esfuerzo propio, solo se cumplió 50%.
Una muestra de hasta dónde ha descendido la producción de cemento en Cuba, por causa de los incumplimientos reiterados en la extracción del producto, lo tenemos en la fábrica de Nuevitas, donde el abarrotamiento de sus silos provocó continuas interrupciones del proceso fabril. Por tales razones, dicha fábrica dejó de producir, el pasado año, 21 372 toneladas de cemento, con un valor de más de 102 mil dólares.
En la fábrica Carlos Marx, el horno que produce para la exportación funciona normalmente, pero no ocurre así con el que produce cemento para el mercado nacional. Éste se encuentra paralizado, porque sus silos y almacenes están abarrotados, debido a que los organismos responsabilizados de extraer y distribuir el producto no lo han hecho. Hasta el momento, nadie ha explicado por qué.
Paradójicamente, la industria cementera cubana, por todo el proceso de reconversión técnica a que ha sido sometida y por la disponibilidad de materia prima y combustible de producción nacional, está en condiciones de entregar el cemento que demandan los planes constructivos fijados para este año. O al menos es lo que aseguran las autoridades del gobierno.
Por las continuas interrupciones de las fábricas, los salarios de los 4000 trabajadores de esta industria, en proceso de “Perfeccionamiento Empresarial”, se han visto afectados. El pasado año, y en los meses trascurridos del presente, no han podido cobrar sus estimulaciones salariales.
Cuando los silos y los almacenes se abarrotan, no se puede moler cemento, y el clinker (cemento endurecido) se acumula. Al producirse el cuello de botella, hay que apagar los hornos, y se inicia una cadena de interrupciones en el proceso productivo.
Lo que ocurre en los incumplimientos en la extracción de cemento refleja que los contratos son letra muerta, que ninguno de los implicados se atiene al “Derecho Mercantil”. Si este fuese empleado como herramienta legal, seguro que el Grupo Empresarial del Cemento hubiese demandado judicialmente a los organismos, por daños y prejuicios.
En lo que va del presente año, las fábricas de cemento siguen reportando interrupciones y, por ende, pérdidas. Todo esto es una muestra del desorden, la indisciplina y la falta de exigencia de los organismos responsabilizados con este renglón, y, en general, del caos que impera en el funcionamiento de la economía cubana.