LA HABANA, Cuba, 173.203.82.38 -El 17 de mayo se celebró el Día Mundial contra la Homofobia. Felizmente, la segregación: por preferencias sexuales, religiosas, políticas u otro tipo, está en vías de extinción. Pero en Cuba, donde impera un sistema excluyente, aún tenemos un largo camino por recorrer en ese sentido y en el de los derechos humanos en general.
Es por eso que al reunirnos en la festividad, algunos integrantes de la blogosfera cubana alternativa y otros amigos heterosexuales, con la asociación de Lesbianas; Gay, y Transexuales (LBGT); se marcó un punto de inflexión en la sociedad cubana. Lo que se refuerza, en el contexto político-social de la emergente sociedad civil, al considerar que esa asociación fue excluida de las actividades del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por la Licenciada Mariela Castro Espín, hija del General de Ejército y Presidente, Raúl Castro.
Al reclamar la integración y pluralidad, estamos en concordancia con el sermón del monte de Jesús y podemos decir: bienaventurados los que no segregan, porque de ellos será el reino de los cielos. Eso es, precisamente, lo que propugnamos los que trabajamos por un futuro mejor en nuestro país. El equivalente al reino de los cielos que soñaba el Apóstol de la Independencia de Cuba para la sociedad cubana. Es decir, insertarnos en el porvenir: “Con todos y para el bien de todos”.
La actividad de jubileo se efectuó en la vivienda del matrimonio de Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar. Ese fue el marco ideal para establecer los vínculos que nos permitirán coordinar, coaligar y proyectar las relaciones fraternales y llevar hacia el porvenir a nuestra sufrida y lacerada sociedad.
Claro está que, al seguir la prédica de Martí, consideramos que los hombres van en don bandos: los que aman y construyen y los que odian y destruyen. En ese sentido, quienes detentan el poder, desde hace más de medio siglo, actúan como dueños del país y se han apropiado de los símbolos y los valores que nos distinguen como nación, para sustentarse y lograr sus ansias de control. Con el odio, la fragmentación y segregación mantienen la hegemonía y el miedo que inmoviliza la sociedad.
De ahí que nuestras acciones estén dirigidas a la unión. Sólo con la unidad en la complementariedad podremos entrar en el porvenir como nación. Nuestros esfuerzos están encaminados a hacer ver que lo disfuncional es el sistema y no las personas.
Cuando el ciudadano tiene una proyección humanista y civilizada choca con la filosofía de confrontación y enfrentamiento gubernamental. Que difunde la idea de un permanente acoso para buscar la adhesión sumisa y así nos mantiene divididos: cada uno para sí y el régimen contra todos.