LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Con una maraña de andamios cubriendo la cúpula, una valla metálica en todo el perímetro de sus jardines y el Salón de los Pasos Perdidos convertido en taller de mantenimiento de los bronces, se encuentra desde hace meses el Capitolio de La Habana. Está siendo restaurado por la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Luego de décadas de abandono, con algún que otro mantenimiento que jamás consiguió siquiera acercarlo a su esplendor original, el Capitolio de La República se alza como el punto de referencia más famoso de La Habana. Construido a fines de la década de 1920 para albergar las sesiones de trabajo del Congreso de la nación, a partir del año 1959 su objetivo fue cualquiera menos el de servir de recinto al poder legislativo. Hoy, más de cinco décadas después de la revolución que lo confinó al olvido como institución, se ejecuta la restauración más grande que ha experimentado en toda su historia esta magnífica edificación. Se dice que el objetivo fundamental de las obras es trasladar hasta ese lugar la Asamblea Nacional del Poder Popular.
La restauración es un trabajo lento, meticuloso, al que si se le suma el hecho de ser realizado en la Cuba actual, son muchas las dificultades que deberá enfrentar para llegar a feliz término en un período razonable de tiempo. Nada más comenzaron a traerse herramientas y equipos, a los pocos días estaba la policía metida allí investigando por la “desaparición” de piezas de los andamios, según informó a este reportero un trabajador del lugar que solicitó quedar en el anonimato. Como eso, también hay quienes aprovechan para sustraer lo habitual: cemento, áridos y otros materiales de construcción que son robados en todas las obras que se llevan a cabo en el país y que constituyen una importante fuente de abasto del mercado negro.
Pero mucho más terrible que el desvío de recursos destinados a la obra, resulta el saqueo al que está siendo sometido el edificio. Como está hecho con materiales caros, que no se ven en ningún sitio hoy en día, es víctima de la miseria, la corrupción y el vandalismo que imperan en la Isla. Un pasador de bisagra de cuatro pulgadas, hecho de bronce y con las iniciales RC (República de Cuba, un sello que tienen todas las piezas como esa), tiene su precio: 20CUC. Efectivamente: el bronce es un material caro, como todos los que se utilizaron en el Capitolio. Las cajas llenas de herrajes ahora llegaron a acumularse, desclasificadas, en los pasillos.
Tal como ocurrió con su antigua Biblioteca del Senado, que fue desmontada a la carrera y cuyos estantes llenos de valiosos ejemplares fueron vaciados vandálicamente, hoy el Capitolio sufre, más que una restauración, la continuidad del saqueo. En los libros de historia se recoge que, durante su construcción, mucho fue el dinero robado por los gobernantes de la época. Ahora cabría preguntarse cuánto se está robando por tal de repararlo.