LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 -En Cuba no se practica la tortura, proclaman las autoridades nacionales, y así lo reproducen los medios de difusión, cuyos periodistas dedican extensos reportajes a escarbar en las incorrectas actuaciones de los países desarrollados, muchos de los cuales procuran eliminar tales prácticas y han fomentado la adopción de los documentos para la defensa de los derechos humanos.
Nuestra prensa oficial obvia las atrocidades cometidas en los países amigos del régimen, con los cuales intercambia votos de apoyo en los organismos multilaterales de derechos humanos, para continuar abusando de sus pueblos.
Incluso el gobierno ha procurado el apoyo de personalidades del mundo cultural en momentos de condena internacional por sus arbitrariedades. Ocurrió durante la primavera de 2003, cuando condenó en juicios sumarísimos a 75 pacíficos opositores y fusiló a tres jóvenes afrocubanos que en un incruéntamente habían tratado de secuestrar un barco para huir del país, sin ocasionar hechos de sangre.
En los últimos años, el cantautor Silvio Rodríguez condujo una cruzada artística para demostrar la “alegría y felicidad de los reos en las adecuadas prisiones con buenos planes de reeducación”. Esa incursión de Silvio por las cárceles cubanas, falsa y cínica, fue editada en un documental que actualmente promociona por el mundo.
“Otra forma de tortura: el confinamiento en solitario”, se titula el amplio artículo de Juana Carrasco, jefa de la sección internacional del periódico Juventud Rebelde, publicado el 9 de septiembre pasado. Destaca que las condenas en total aislamiento son una transgresión de los derechos humanos, aplicada –según ella-preferentemente a prisioneros políticos, minorías étnicas y enfermos mentales en Estados Unidos.
Sin duda ese tipo de castigo es condenable en cualquier parte el mundo. Y en las sociedades democráticas existen mecanismos legislativos, gubernamentales e independientes, para velar porque no se cometan. Entre ellos, hay organizaciones no gubernamentales imparciales, como Amnistía Internacional, a la que la periodista cita con un malintencionado “hasta”.
Los objetivos, métodos y consecuencias del confinamiento en solitario, expuestos por la periodista de Juventud Rebelde, pueden ilustrar igualmente lo que en Cuba no debe hacerse, pero existe gran cantidad de ejemplos de cómo se ha aplicado y se aplica.
Aquí los prisioneros políticos son las principales víctimas del régimen. Así que procuran destruirlos como personas, privarlos de estímulos emocionales, intelectuales y físicos, desde el comienzo del encarcelamiento en las mazmorras de la Seguridad del Estado, donde los interrogatorios siguen métodos de tortura psicológica.
En las inhóspitas cárceles cubanas, los reos confinados en aislamiento son encerrados en pequeñísimas celdas, con puertas de acero y sin ventanas, con la humedad y el calor asfixiantes, y además llenas de insectos y roedores. Allí los tiran, casi sin ropas y sin comunicación con sus familiares, ni con amigos u otros reos; apenas con agua para tomar, asearse y limpiar los excrementos propios.
La alimentación, de por sí pésima para todos los presos, allí no puede complementarse con lo suministrado por los familiares en las visitas, o conseguido con otros internos. La atención médica es muy descuidada.
Los motivos para el castigo de confinamiento en solitario pueden ser provocados hasta por una palabra que el carcelero defina como un insulto a un dirigente o la revolución. La estancia puede prolongarse indefinidamente. Ejemplos pueden citarse muchísimos, entre ellos el año y medio de confinamiento en solitario, como mínimo, con que los 75 iniciaron su peregrinar por las cárceles, al otro extremo de donde residían, a cientos de kilómetros de distancia, con lo cual castigaron también a sus familias.
¿Quién podría dudar en el mundo que aquello fue una bárbara agresión a la dignidad humana, un tratamiento desproporcionado, humillante, cruel, perverso, brutal, degradante, violador de los derechos humanos básicos, que es como justamente define ese castigo la periodista de Juventud Rebelde?
A partir del examen del informe presentado por el gobierno cubano, en mayo del presente año, cumpliendo su compromiso con el Articulo 19, de la Convención contra la Tortura, el Comité correspondiente de las Naciones Unidas emitió sus observaciones finales, entre ellas, la necesidad de aplicar adecuadamente las Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos, y velar porque toda sanción cruel, inhumana o degradante, como el internamiento en celdas de aislamiento en condiciones deplorables, quede completamente prohibida como medida disciplinaria.
Asimismo, este comité de la ONU recomendó permitir la entrada, sin notificación previa, de observadores nacionales e internacionales destinados a prevenir la tortura o penas inhumanas o degradantes, comprendidas las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos (entre las cuales se encuentra Amnistía Internacional). Téngase en cuenta que en Cuba ni siquiera se autoriza la asistencia de la Cruz Roja Internacional.
Los periodistas cubanos deberían procurar conocer la situación imperante en las cárceles de su propio país, con el objetivo de contribuir a crear condiciones humanamente adecuadas para el cumplimiento de las sentencias, la rehabilitación y la reincorporación a la sociedad de los reos, que malviven en inhóspitas circunstancias.
El análisis y la información sobre las causas socio-económicas de que nuestro país posee la quinta población penal más elevada del mundo, con 531 presos por 100 000 habitantes, sería un valioso aporte a su solución paulatina.
Deberían estimular la revisión del Código Penal existente, que es draconiano y arcaico, y cuya reformulación el gobierno anuncia reiteradamente, desde hace años. También debieran aconsejarle al gobierno la suscripción de documentos internacionales como el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, y la ratificación de los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, y Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Los reportajes incriminatorios y políticamente orientados contra otros países, sugiriendo que Cuba es el mejor es los mundos posibles, no ayudan a quienes, en nuestro país, y en nuestros hogares, padecen las crueldades del confinamiento carcelario.
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