LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -Hace un año, en el VI Congreso del Partido Comunista, se aprobaron los 313 lineamientos económicos que serían el soporte de la llamada “actualización del modelo económico”. En dicha actualización, en vez del mercado, prima la planificación centralizada de la economía.
El control sistemático que el Estado y el Gobierno ejercen sobre las instituciones, debería garantizar, teóricamente, el eficiente funcionamiento de todo el entramado económico de la nación. Pero los caminos del infierno están empedrados de buenas intenciones.
Lo poco que se ha podido conocer indica que las cosas no marchan como se había planificado en la presente zafra azucarera. De los 56 centrales que quedan en el país, a principios de marzo estaban en plena faena 46, pero al cierre del mes solo 44 se mantenían funcionando.
Finalizado el primer trimestre del año, el grupo empresarial AZCUBA informó sobre un atraso de 20 días en la producción de azúcar. Y dijo que las provincias Mayabeque, Las Tunas y Guantánamo, por una infinidad de problemas operacionales, no cumplirán con sus respectivos planes. Curiosamente, AZCUBA tampoco ha dado a conocer cuál es su plan de producción de azúcar para la presente zafra.
Por otro lado, el pasado año se anunció la rebaja del precio de más de 120 productos de la Industria de Materiales de la Construcción, que se venden de forma liberada en los establecimientos que administra el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).
Como parte de la nueva política, dirigida a que los ciudadanos resuelvan por medios propios sus graves problemas habitacionales, el gobierno autorizó la entrega de créditos y subsidios para dar ciertas facilidades para la compra de estos materiales a los menos favorecidos económicamente.
Pero en los cuatros meses transcurridos, la mayoría de ellos no han podido comprar nada, porque los establecimientos que venden estos materiales han permanecido la mayor parte del tiempo desabastecidos. Mientras, los almacenes de las fábricas de tales productos están abarrotados, porque no se extrae la mercancía.
Veamos otros ejemplos. Los almacenes de la fábrica de cartón corrugado de Santiago de Cuba están abarrotados porque varias empresas para las que produjo cajas, en cumplimiento de contratos firmados, no han extraído la mercancía. Este cuello de botella ha ocasionado hasta el momento pérdidas por casi cien mil dólares. Si a ello se le suman los casi 300 mil dólares que no le han pagado a la empresa cartonera por mercancías entregadas a las empresas ATM Tabaco, Textiles Abraxas, Lácteos Santiago y Frutas Selectas, el monto de las cuentas por cobrar de esa fábrica asciende a más de 395 mil dólares. Una cifra astronómica para la economía cubana, que afecta negativamente los salarios de los trabajadores y ha paralizado el proceso productivo de esa industria.
La heladería Coppelia, la mayor de Cuba, visitada diariamente por unas 10 000 personas, es una unidad dependiente de una empresa del MINCIN y, por ende, su administrador no puede disponer de los dólares que recauda. La heladería necesita con urgencia una reparación capital de las neveras en la que se almacenan las1 600 tinas de helado que deben vender cada día. Coppelia solo dispone de 32 neveras, y necesita al menos 25 más, pero nadie responde al pedido de la administración, que no tiene autonomía para disponer ni de un solos dólar de los miles que recauda a diario.
Los anteriores son solo algunos ejemplos ilustrativos de cómo la planificación centralizada es la causante del fracaso de las llamadas “reformas”. Situaciones similares se repiten en todo el país.