LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – El salario mensual en Cuba aumentó de 284 pesos, en el año 2004, a 429 pesos, en 2010. Pero este incremento de los salarios no es proporcional a los altos precios de los productos que se venden en los mercados agropecuarios, sean estatales o de oferta y demanda, y mucho menos de las Tiendas de Recuperación de Divisas (TRD).
No obstante, a pesar de la débil oferta de productos agropecuarios y la deficitaria producción de bienes no hay excedente de dinero circulante, porque el gobierno cubano, para mantener el equilibrio fiscal, aplica una despiadada política de aumento de precios que perjudica a la mayoría la población.
El objetivo principal de los gobernantes cubanos es buscar la divisa, como sea. Si la gente no la tiene, ese no es el problema del gobierno. Es vergonzoso que camuflados con falsas consignas de igualitarismo socialista, intenten solucionar la endémica ineficiencia administrativa y productiva de el sistema que nos han impuesto, aplicando ahora salvajes recetas neoliberales.
Para nuestros gobernantes, el dinero es hoy la medida de todas las cosas. Han convertido todo en mercancía, por eso, entre otras razones, la corrupción reina en nuestra sociedad a todos los niveles. Es tal la preeminencia del dinero, y la ansiedad por obtenerlo, que la mayoría conseguirlo a como dé lugar, sin importarle el prójimo, traicionando y pasando por encima de quien sea.
Recientemente, el gobierno subió el precio del aceite comestible que se vende en divisas; pero nadie protesta, todo se acepta en silencio. Lo mismo ocurrió con la reciente subida, por segunda ocasión en menos de cuatro meses, del precio del combustible.
A los que nos gobiernan no les importa que la mayoría de los cubanos gane como promedio 17 CUC, o 425 pesos MN, mensuales y que los salarios no alcancen para el lujo de comprar un litro de aceite.
El Ministerio de Comercio Interior autorizó la venta liberada de materiales de construcción. Los bloques se venden a entre 5 y 12 pesos. Los mosaicos y azulejos se venden a entre 6 y 15 pesos la pieza. Cada baldosa de granito de 40 x 40 cm cuesta 20 pesos. El lavadero más sencillo cuesta 100 pesos.
No hace falta ser un economista para comprender que, con los materiales a esos precios, son muy pocos los que pueden hacer la menor reparación en sus casas. Cualquier arreglo pequeño cuesta miles de pesos.
En diciembre, la Asamblea Nacional del Poder Popular acordó destinar 880 millones de pesos para subsidiar a las familias de bajos ingresos que necesitan reparar sus viviendas. Ya han transcurridos más de tres meses de 2011, y son tan infernales los mecanismos burocráticos para obtener la ayuda que las familias necesitadas continúan esperando por el supuesto subsidio.