LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 – “Si me quedo invalida por los golpes que ustedes me están propinando, que no te quepa ninguna duda de que en una silla de ruedas voy a continuar tomando las calles.”
Esta frase fue dicha por Sara Marta Fonseca a uno de los oficiales de la Policía Política durante un interrogatorio en la Cuarta Estación de Policía del municipio Cerro, donde fue llevada después del arresto violento realizado este domingo contra un grupo de Damas de Blanco Laura Pollán.
A continuación, el testimonio de Fonseca sobre lo acontecido:
“Estábamos todas tomadas de los brazos y decidimos tirarnos al piso, pues ya teníamos a los represores sobre nosotras. Fue el domingo después de nuestra visita a la Iglesia de Santa Rita.
Nos golpeaban en el rostro, y por donde fuera, con las manos abiertas. Desde la posición en que me encontraba podía ver a Berta y a otras Damas como se resistían a ser separadas.
En uno de esos momentos en que las cámaras de la prensa extranjera estaban tomando las imágenes, escuché a un oficial de la Seguridad del Estado decir, refiriéndose a mí: ‘Tengan cuidado que esa mujer tiene una hernia discal.’
A fuerza y empujones pudieron montarnos en los ómnibus que tenían preparados. Dentro de estos continuaron las agresiones. Nosotras también nos defendíamos.
Cuando llegamos a la zona de Berroa, en el municipio Guanabacoa, una oficial me señala, indicándome que me bajara. Mis compañeras no querían, y comenzó otra lucha. Hasta que por fin decidí bajarme, pues la situación se tornaba muy difícil.
Afuera esperaba un auto con chapa particular y varios oficiales de la Seguridad del Estado. Me condujeron a la Cuarta Estación del Cerro. Allí tuve que pelear con cuatro mujeres que me golpeaban por todo el cuerpo también con las manos abiertas.”
Fonseca, que ha permanecido de pie mientras hablaba, ahora trata de sentarse y un gesto de dolor se refleja en su rostro, pero al momento continúa su relato:
“Fui conducida a uno de los calabozos e interrogada por otro oficial que, después de amenazarme, me responsabilizó con mi actitud por lo que pudiera pasarme. Me recordó que tenía una hernia discal y que ‘un mal golpe podría dejarme inválida’.
Este oficial se retiró y minutos después entraron otros dos, un hombre y una mujer, y comenzaron a golpearme fuertemente por todo el cuerpo. En un momento el hombre dirigió una patada hacia mi columna; en un movimiento rápido pude esquivarla y logré que no me diera en mi parte lesionada por la hernia.
Más tarde fui trasladada hacia la Estación de Policía de la calle Aguilera. Me recibió una mujer oficial que me pareció tenía grados de mayor. Me preguntó, al parecer muy despistada, qué yo hacía en ese lugar.
Le respondí: ¿Usted no sabe qué hago yo aquí? Mire pregúntele a los oficiales que me acaban de dar una golpiza que me parece estoy reventada.
Aquella mujer abrió mucho los ojos, y al rato me montaron en otro auto que me condujo hasta las cercanías de mi casa. Llegué a la casa con mucho trabajo por los dolores que tenía en todo el cuerpo.”
Sara Marta Fonseca recuerda que hace algunos días, un oficial de la Policía Política, le anunció que ‘un tren’ le iba a pasar por encima si asistía a la iglesia de Santa Rita.
Hoy Sara Marta, Secretaria ejecutiva del Partido Pro Derechos Humanos, no sabe hasta qué punto podrá ser afectada su salud por la golpiza recibida. Su padecimiento la hace vulnerable a los golpes y eso lo saben bien sus represores.
Su familia responsabiliza al gobierno de Cuba, con las consecuencias del maltrato físico infligido a esta opositora pacífica.