PUERTO PADRE, Cuba, marzo (Alberto Méndez Castelló, 173.203.82.38) – El cardenal Jaime Ortega Alamino compareció la noche del martes en la televisión cubana luego del noticiero estelar para transmitir un mensaje a propósito de la visita de Benedicto XVI y responder esta pregunta: ¿Por qué el Papa viene a Cuba?
En lo que ya es algo normal para el televidente cubano, pero que antes del derrumbe de la Unión Soviética era algo impensable, durante 23 minutos el cardenal Ortega Alamino hizo una apretada pero emotiva reseña biográfica de su Santidad Benedicto XVI y de las motivaciones que lo conducirán a Cuba el próximo lunes 26.
“Él quiso venir como peregrino, de ahí el lema de su visita: peregrino de la Caridad”, dijo el cardenal Ortega, significando cómo ha impactado en el Vaticano este año jubilar en que el pueblo de Cuba está celebrando el aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Es una festividad que el Sumo Pontífice ha querido hacer suya como la están haciendo y la hicieron miles de cubanos que siguieron a “Cachita” a través de campos y ciudades a lo largo y ancho de toda la isla, en una muestra sin precedente del resurgimiento de la fe en una nación donde hasta la celebración del nacimiento de Jesucristo fue suprimida y las iglesias vacías semejaban ciudades muertas.
Dos conocimientos, la razón y la fe, fueron capaces de crear la civilización occidental. El Papa es un intelectual, es el Papa de la razón, el hombre de la fe que sabe que no hay ciencia sin verdad. Nadie puede llegar a un diagnóstico de la realidad sino llega a la verdad. Él se pregunta en nombre de la verdad cuántas injusticias se han cometido. Buscadores de la verdad es lo que él quiere que seamos porque cualquiera tiene una parcela de la verdad, pero en nombre de la verdad relativizada cada uno reclama la suya, y se puede llegar al absolutismo o al totalitarismo, razonó en diferentes momentos el cardenal Ortega Alamino en su comparecencia televisiva. Puntualizó a propósito de la visita a Cuba de Benedicto XVI, en tanto vicario de Jesucristo: “Él viene con un verdadero corazón de pastor”.
El cardenal Ortega reflexionó sobre cómo la visita a Cuba de su santidad Juan Pablo II hace 14 años había calado en el Vaticano y particularmente en el otrora arzobispo de Múnich, hoy Sumo Pontífice, invitando a los cubanos para que, en la medida de sus posibilidades, se encuentren con él, tanto en La Habana como en Santiago, significando cómo la espiritualidad del pueblo es muchas veces tan importante como sus necesidades materiales.
Como desde tantas otras de la región oriental, de la iglesia de Puerto Padre -levantada ya en 1892 por el vecindario y el arzobispo Herrera con el concurso del cura Benito Caamaño y de doña Manuela Bicaria, viuda de Pla, dueño del primer ingenio azucarero que existió en este territorio- iremos a Santiago de Cuba para encontrarnos con Benedicto XVI tantos fieles como nos sea posible.
Unos irán a reconfortar su fe escuchando bajo el sol las palabras del vicario de Cristo Jesús mientras Antonio Maceo parecerá cabalgar entre ellos por aquello de que “mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos”.
Si como otras veces no somos conducidos a los calabozos o encapuchándonos para que no podamos ver hacia dónde nos conducen nuestros secuestradores -nada menos que policías a las órdenes de quienes estarán sentados escuchando al Papa-, también estaremos allí, conscientes de que la razón y la fe van de la mano, y por aquello de que no existen verdades absolutas ni opiniones unánimes, como tal difundiremos sin limitación de fronteras por cualquier medio lo que allí ocurra.
Quiera Dios que la invitación del general Raúl Castro para que el Papa venga a la isla no funcione como la temporada de caza cuando los patos de la Florida visitan Cuba: a los disconformes con el administrador del país nos niegan la licencia de caza deportiva, y no podemos ni acercarnos a las lagunas. ¡Quiera Dios!