ARTEMISA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Durante el verano recién concluido observamos en la costa norte de la provincia Artemisa la disminución del número de vacacionistas nacionales que visitan las playas, y al mismo tiempo un notable crecimiento de los que lo hacen a arroyos de las estribaciones de la Sierra del Rosario.
El mal estado de las carreteras de acceso a las playas entre Bahía Honda y Mariel, el fuerte sol, la ausencia de servicios gastronómicos estatales, los altos precios de los pocos particulares, el alto consumo de bebidas alcohólicas y las riñas frecuentes, entre otras causas, han llevado a familias, vecinos de un mismo barrio, o grupos de amigos de diferentes pueblos, a disfrutar de remansos de los arroyos en la sierra que atraviesa la provincia y corren tanto al norte como al sur de la isla.
El traslado de los vacacionistas hasta los charcos se hace en camiones, camionetas, a caballo, en carretas tiradas por tractores o animales, riquimbilis (vehículos automotores de confección artesanal) y también a pie. Se ven niños y personas de la tercera edad.
Unos cargan con la comida desde sus casas, otros la cocinan allí. Montan un caldero sobre leña en el que elaboran una suculenta caldosa con la sustancia de una cabeza de puerco, más barata, y luego reparten la caldosa en envases plásticos reciclados. El estrecho vínculo entre los asistentes y la presencia de niños y ancianos disminuye la posibilidad de peleas.
Mis hijos y otros muchachos del barrio, afirman que los lugares visitados por estos bañistas quedan limpios de basura, y que las fogatas se hacen teniendo cuidado de no provocar incendios. El encuentro entre grupos de diversos lugares no crea rivalidades, como ocurre frecuentemente en las playas y otros lugares públicos de recreación.
Otra variante de creciente demanda entre los de mayores recursos económicos es el alquiler de fincas particulares, que cuentan con piscina, taquillas y ranchones para comer, así como juegos, pista de baile y equipos de sonido y televisión.
El alquiler desde las 9 am hasta las seis de la tarde, más comida, que incluye arroz congrí y un puerco asado, cuesta alrededor de 2500 pesos no convertibles al dólar, lo que explica que esta variante esté reservada a los que cuentan con grandes ingresos legalmente justificables.