LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -El total reconocimiento de los derechos de las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros) es un fenómeno que se ha diseminado por el continente americano en los últimos tiempos. Pero Cuba no sube aún esencialmente a este “tranvía del desarrollo y la democracia”. No sólo porque no hay voluntad política para ello, sino porque hacerlo significaría un paso hacia la democracia, y eso, todos lo sabemos, está absolutamente prohibido en la Isla.
Así como no sirve de nada que Cuba esté en la lista de países que promueven el terrorismo mientras muchos gobiernos de la Unión Europea y de otras latitudes continúen oxigenando al régimen castrista, tampoco las personas LGBT dejaremos de sufrir discriminación, represión y violencia mientras ONGs LGBT internacionales sigan creyendo que Mariela Castro, directora del CENESEX, trabaja verdaderamente por los derechos del colectivo LGBT. Y más aún, mientras continúen premiándola (están premiando a la dictadura) y desoyendo las voces de los activistas que sí luchamos por convicción y con la determinación absoluta de hacer desaparecer la represión, la violencia y el odio hacia los que formamos hoy la disidencia sexual.
Mariela Castro es sólo otra representante del régimen castrista. Y como tal, al frente del CENESEX, sólo ha pretendido mantener invisibles y amordazados a sus detractores. Para ello cuenta con el apoyo de su padre, el dictador Raúl Castro, y de los órganos de Seguridad del Estado, quiénes se encargan por estos días (como en años anteriores) de mantener bajo vigilancia a la 6ta Jornada contra la Homofobia, un evento que, lejos de reivindicar los derechos humanos de todas las personas LGBT, sin hacer distingos por posturas políticas o condición social, privilegia sólo a los que marchan “dentro de la revolución de Mariela”.
Esta 6ta Jornada contra la Homofobia, así como la “ardua lucha” de la infanta cubana por los derechos LGBT, no es sino otra de las desesperadas acciones propagandísticas de un régimen que odia y ataca cualquier tipo de disidencia, incluida la sexual.
El régimen, a través de Mariela, intenta dar al mundo una imagen de tolerante y respetuoso de esta minoría (personalmente no creo que seamos minoría), y hasta ha llegado a declarar (mediante su vocera) que “la familia es el espacio de mayor discriminación a los homosexuales”, cuando la realidad es que en la familia Castro está la fuente de los mayores hechos de discriminación, represión y violencia contra los homosexuales cubanos.
Según Mariela, el régimen pretende ir a la par de otros gobiernos que sí han dado pasos significativos en el reconocimiento de los derechos del colectivo LGBT. Sin embargo, a diferencia de Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, varios estados de los Estados Unidos, y otros que ya han reconocido las uniones entre personas del mismo sexo, la dictadura de la Isla lleva ya varios años hablando de un ante proyecto de ley que nadie (al menos no los interesados) ha visto ni oído que se discuta verdaderamente.
Pienso que para cualquier sincero defensor de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros, debería ser lamentable, cuando no una vergüenza, que ONGs del mundo, como la organización estadounidense Equality Form, que promueve los derechos de nuestra comunidad, haya decidido premiar a alguien que ha apoyado y apoya en su totalidad las acciones de represión y odio de un régimen que viola flagrantemente todos y cada uno de los derechos humanos de 11 millones de cubanos.
¿Acaso el Sr. Malcoln Lazin, director ejecutivo de esta organización, desconoce del apoyo rotundo de Mariela a la violencia contra mujeres indefensas y a otros defensores de la democracia y la paz a los que ha llamado “parásitos despreciables”?
El OBCUD LGBT rechaza categóricamente que ONGs internacionales continúen apoyando a una supuesta defensora de nuestros derechos, que es en realidad una impostora que se empeña no sólo en desoír las voces y criterios de quiénes pensamos diferente y no bailamos al ritmo de sus ridículas y deshonestas congas, sino que promueve la persecución y la represión a los cientos de activistas que no apoyan sus mentiras.
Y aunque no necesitamos autorización de este régimen ni de Mariela Castro para continuar nuestra labor, sí seguimos esperando por el apoyo de ONGs que comparten nuestra lucha por reivindicar de verdad los derechos LGBT. Los instamos a que no sólo vean y crean los anuncios bien redactados de la nomenclatura del régimen. Deberían venir a Cuba y no sólo conguear con el CENESEX, sino también ver de cerca nuestra realidad, escuchar las voces de personas que no llevan el apellido Castro (perdón a los que lo llevan y no son de esa calaña), o que no actúan bajo las órdenes del régimen.
Nuestro llamado al apoyo de esas ONGs que se dicen defensoras de las personas LGBT, incluye promover un encuentro verdaderamente plural donde las voces LGBT puedan expresar sus criterios y defender su verdad.
Promuevan un encuentro entre el CENESEX y el OBCUD LGBT y creeremos entonces que defienden verdaderamente a todas y cada una de las personas LGBT.