LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – Próximamente se cumplirán 78 años del derrocamiento del General Gerardo Machado; hecho que marcó el fin de una época caracterizada por el predominio de los generales provenientes de las guerras independentistas cubanas.
Desde sus inicios, la vida política de la nación se había centrado en el liderazgo de los generales José Miguel Gómez y Mario García Menocal, a quienes, coyunturalmente, se sumó el Dr. Alfredo Zayas, completando así un grupo de generales y doctores que marcaron esta primera época republicana.
La primera República estuvo matizada por el caudillismo, la corrupción administrativa, el abandono en las esferas de la educación, la salud y las obras públicas; así como por la dependencia político-económica de los Estados Unidos. A lo que se sumaba una crisis económica para la cual estos políticos no tenían respuesta; situación que exaltó los sentimientos nacionalistas de los cubanos.
En mayo de 1926, Gerardo Machado asciende a la Presidencia; su obra de gobierno puede deslindarse en dos etapas: la primera, caracterizada por el apoyo popular; la segunda, manifestada por su caudillismo anti democrático y represivo.
Los acontecimientos que el 12 de agosto de 1933 marcaron el fin del machadato, fueron el punto de partida para que nuevas figuras se insertaran en la política cubana: Fulgencio Batista, Antonio Guiteras, Ramón Grau San Martín, Carlos Prío, Eduardo R. Chibás, y posteriormente, a principios de la década del 50, Fidel Castro.
Previamente al colapso de la primera y la segunda República, se habían manifestado las condiciones que dieron al traste con ellas; y los líderes que asumirían la dirección de estos acontecimientos ya se habían perfilado.
La nación, actualmente, se encuentra ante una crisis de liderazgo gubernamental; la situación económica y social de la Isla, reseñada en el Informe que Raúl Castro rindió al VI Congreso del PCC, no es nada halagüeña; las reformas que el régimen ofrece para solucionar la crisis se circunscriben al aspecto económico de la cuestión.
Cuba se encuentra al borde de un nuevo cambio; aunque es evidente que la Cuarta República está por emerger, aun no está claro quiénes serán las figuras que guíen a la nación para que esta nueva etapa se inicie como resultado de un proceso pacífico.
Las condiciones socio-económicas para el cambio están creadas, sólo falta la voluntad gubernamental para emprender las reformas que en realidad son necesarias al país. Por su parte, la oposición política al régimen carece del poder de convocatoria necesario para asumir el liderazgo en un dialogo con el gobierno.
¿Dónde están los futuros líderes de la cuarta República?
Lamentablemente, es probable que, una vez más, se encuentren en los cuarteles.