LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – Debido a los pésimos resultados de la cosecha de frijol, el pasado año, se destinaron 63 millones de dólares por encima de lo previsto para importar frijoles, y garantizar así la cuota normada y la venta liberada para el último trimestre de 2010.
Como el precio del frijol alcanza los 900 dólares por tonelada en el mercado mundial, el Ministerio de Agricultura, a finales de diciembre, fijó un plan de siembra de 80 mil hectáreas para el presente año. De acuerdo a la tecnología entregada a cooperativistas y campesinos, se planificaron rendimientos promedio de una tonelada de frijol por hectárea, fijándose el plan de producción ya mencionado, que satisfaría el 90 por ciento del consumo nacional.
Los directivos de la fábrica de abono completo, Rayonistro, desconociendo los graves problemas de mantenimiento y atraso tecnológico de esa industria, se comprometieron a producir 4 mil toneladas de fertilizantes y, cuando más falta hacía el abono para la siembra de frijol, incumplieron su compromiso. Como resultado, una vez más, no se cumplieron los planes de producción de frijoles.
Pinar del Río fue la única provincia que cumplió su plan, fijado en una 2 mil 800 toneladas. En la provincia de Holguín, la primera productora de frijoles del país, y en particular el municipio de Gibara, donde 69 cooperativas concentran la mayor producción del grano, solo cumplieron 22 de ellas, y los rendimientos no sobrepasaron las 0,7 toneladas por hectárea.
En la provincia Granma, el plan de producción de 1.080 toneladas previsto para este año, muy por debajo de las 4 mil 500 toneladas que consume la provincia, fue también incumplido debido al descontrol y la poca exigencia a los productores, los bajos rendimientos por la deficiente aplicación de los paquetes tecnológicos y la deficiente explotación de las áreas sembradas bajo riego y secano.
Ya se nota la carencia del frijol en los mercados agropecuarios, tanto estatales como de oferta y demanda. Cuando aparece, la libra cuesta entre 80 centavos y un dólar, comparado con los 40 o 50 centavos de dólar que costaba a finales del año pasado.
En las tiendas de divisas, se venden frijoles colorados, negros y blancos, importados de México, a $1.15, $1.50 y $1.75 el kilogramo. Parece que cada tienda recaudadora de divisas pone su precio y el consumidor se pregunta por qué, si todas son de un mismo dueño.
El incumplimiento de los planes producción de frijol, que ya prevé el Ministerio de la Agricultura para el presente año, es un ejemplo de que la propaganda oficial sobre la seguridad alimentaria y la alarma por la subida del precio de los alimentos en el mundo, no es más que pura retórica.