LA HABANA, Cuba.- Papel, tinta, combustible para la distribución, salarios, son algunos de los recursos para publicar ¿Eres o no eres?, un tabloide especial editado por Granma que circula desde hace tres semanas y se añeja en los puntos de venta de la prensa oficial. Los cubanos no lo compran. Al menos para leerlo.
El “revelador artículo”, así definido por el departamento de información del PCC, contiene la transcripción de una conversación telefónica que sostuviera Fidel Castro con Hugo Chávez, cuando este último regresara al Palacio de Miraflores luego de una tentativa de golpe de estado en 2002. El gurú del chavismo, fanático a compartir con la opinión pública el contenido de sus charlas privadas –ya había hecho lo mismo con Vicente Fox–, no tendría mucho que decir esta vez en sus ilegibles “Reflexiones” y habría pedido a sus escuchas de Punto Cero que desempolvaran las cintas grabadas.
O quizá ni siquiera fue él quien lo ordenó, por lo delicado de su salud. Los últimos meses se han caracterizado porque las apariciones del antes omnipresente Castro se producen muy de tarde en tarde. El ex presidente ha quedado como reliquia de un pasado cada vez más borroso. La publicación de ¿Eres o no eres? puede que responda a la preocupación de algunos nostálgicos: el sector más conservador que, dicen, existe en el Comité Central del Partido y le hace resistencia a Raúl Castro, sucesor del “Líder histórico”.
Desde el 28 de marzo está a la venta el tabloide por el precio de 20 centavos. Pero la gente mayor que normalmente vende los periódicos, conocedores de su negocio, no se ha arriesgado a invertir en el material. Nada más hay que ver la fotografía de la portada para descifrar su contenido.
En el estaquillo de la esquina de Avenida Boyeros y calle La Rosa, una señora vende periódicos y revistas detrás de una montaña de esos panfletos que nadie quiere. La loma de papeles no disminuye con los días. Cabría preguntarse, teniendo en cuenta el aumento del precio de los productos de primera necesidad, quién subsidia tamaño desperdicio.
Sin embargo, no todo es negativo: la no aceptación del producto sirve como indicador de hasta qué punto no pega la propaganda del régimen. Pero claro, que con indicadores solamente no se resuelve el problema fundamental.