LA HABANA, Cuba.-Continúa agudizándose el decrecimiento de la masa ganadera, debido a la falta de atención y de recursos, junto al alto índice de hurtos y sacrificios cometidos por delincuentes, que al parecer obran amparados por policías corruptos. Y mientras, los directivos de esta industria dictan abusivas sanciones contra sus trabajadores.
En el 2013, en una sola provincia (Villa Clara), murieron más de 18 mil reses por “falta de alimentos y cuidados”, según un artículo publicado el pasado mes por el periódico Granma.
A inicios de febrero, campesinos y trabajadores de empresas estatales y del sector militar que se dedican a la cría de ganado en el poblado de San Antonio de las Vegas y sus alrededores, en la provincia Mayabeque, denunciaron que más de 200 de sus animales habían sido robados y sacrificados por delincuentes en lo que iba de año, sin que la policía capturase a nadie. Esta situación fue denunciada en Cubanet, mediante el artículo Los matarifes invisibles de Mayabeque.
Tras las publicaciones, este reportero hizo un recorrido por Mayabeque y Matanzas, dos provincias que tuvieron a la ganadería como renglón principal de sus economías.
Desde el inicio, los vaqueros de Mayabeque sospecharon que algún militar de alto rango estaba detrás de esta escalada de actos delictivos, pero no fue hasta esta segunda visita cuando residentes de San Antonio de las Vegas señalaron al capitán Matos (a quien apodan “Corazón e Hígado”, por la devoción que siente por estas vísceras) como el militar que pudiera estar detrás de los robos de ganado.
Matos se desempeñaba en San Antonio como Jefe de Sector de la policía, pero luego fue trasladado a San José y ascendido a Jefe de Consejo (superior de los jefes de sectores). Los campesinos afectados aseguran que comparte públicamente con personas que son acusados como sospechosos de robar y matar ganado.
-Aquí hoy se llevan a las personas acusadas por sospecha de matar vacas y mañana los ves bebiendo ron y compartiendo con “Corazón e Hígado” en Los Caneyes-, señaló uno de los consultados.
Algo parecido debe de estar sucediendo en Matanzas, donde se han creado grupos de trabajadores que, bajo el nombre de Guardias de Carreteras, laboran en conjunto con la policía para tratar de frenar este flagelo. Pero no logran atrapar a los ladrones.
Estos nuevos empleados, a quienes mucha gente apoda como “Chivatos Nocturnos”, y que trabajan por un mísero salario de 144 pesos a la quincena –poco menos de seis dólares estadounidenses-, se dedican a dar vueltas en las noches por las vaquerías para cerciorarse de que el ganado esté recogido. También custodian los caminos por donde suelen circular los matarifes.
Carlos, que se desempeña en esta labor en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Juan Ávila, en San Francisco de Paula, del municipio Limonar, cree que los malhechores reciben el aviso con anterioridad sobre el lugar donde ellos van a estar vigilando.
-O los matarifes son adivinos o alguien les está avisando de nuestra posición, porque cuando los esperamos por un lado, se nos van por otro. Y eso es casi todas las noches-, manifestó el guardia.
De ser ciertas las sospechas de Carlos, los matarifes deben ser avisados por alguno de los policías que dirigen estos operativos.
En Matanzas están multando a los Jefes de Vaquería donde haya pérdidas de ganado, y los están separando del puesto de trabajo. Los vaqueros y vecinos consideran que la medida es abusiva, pues con el deterioro de las vaquerías y de los cercados, debido a la falta de recursos para su reparación, es muy difícil mantener un control absoluto sobre el ganado.
La industria ganadera cubana, que contaba con un promedio de una res por persona cuando Fidel Castro llegó al poder, en 1959, ha decrecido en unos 2 millones el número de cabezas de ganado vacuno.