GUANTÁNAMO, Cuba.- Hoy 12 de julio se cumplen 160 años del nacimiento del periodista, político y patriota cubano Juan Gualberto Gómez Ferrer. Hijo de esclavos, pero nacido libre, Juan Gualberto constituye un claro ejemplo de superación personal a pesar de las circunstancias que tuvo que enfrentar.
Nació en el ingenio Bellocino, Sabanilla del Comendador, provincia de Matanzas, pero a los diez años se trasladó con su familia a La Habana y allí estudió en el colegio de Antonio Medina. En 1869 se trasladó a París para ampliar sus horizontes. En la Ciudad Luz estudió por las noches y matriculó en la Escuela Preparatoria de Ingeniería, en Mungo. Hallándose en Francia fungió como intérprete del patriota Francisco Vicente Aguilera.
En Francia comenzó a realizar trabajos periodísticos, práctica que lo llevó a colaborar también con periódicos de Bélgica. En 1877 se trasladó a México, donde representó al gran violinista cubano Brindis de Salas quien por la época cautivaba con sus interpretaciones al público de los más refinados centros culturales de Europa y América.
Terminada la Guerra de los Díez Años, Juan Gualberto Gómez regresó a Cuba y fundó, en 1879, el periódico La Fraternidad. Trabajó como maestro en la sociedad El Siglo XIX, creada para instruir a los negros y ayudó a su antiguo maestro Antonio Medina con su labor docente.
Debido al apoyo que prestó a la sublevación de 1879 fue encarcelado por el gobierno español y enviado a la prisión de Ceuta, de la que fue liberado en 1882, siendo autorizado a trasladarse a Madrid, donde colaboró en los periódicos El Abolicionista, La Tribuna y El Progreso.
Regresó a Cuba en 1890 y reanudó la publicación del periódico La Fraternidad, hasta que, debido a sus ideas separatistas, el periódico fue clausurado y Juan Gualberto fue apresado, permaneciendo ocho meses en la cárcel. Al salir de la prisión, fundó el periódico La Igualdad y colaboró en La Lucha. En 1892 fundó el Directorio de las Sociedades de Color para luchar por el cese de la discriminación racial y el progreso intelectual de los negros.
Debido a sus estrechas relaciones con José Martí, a quien conoció cuando éste visitó Cuba tras el Pacto del Zanjón, fue designado delegado en Cuba de la Junta Revolucionaria de Nueva York con el objetivo de que participara en la organización de la Guerra Necesaria.
Cuando se inicia esa guerra en diversos puntos del país, y no en Baire, como erróneamente aún se afirma, un lugar donde no hubo ninguna acción militar, Juan Gualberto Gómez dirigió el fallido alzamiento de Ibarra en Matanzas. Cinco días después se entregó a las autoridades españolas, las que lo detuvieron y enviaron de nuevo a Ceuta, esta vez condenado a veinte años de cárcel. Fue liberado el primero de enero de 1898 debido a una amnistía proclamada por el gobierno autónomo español. De inmediato se trasladó a Francia y desde este país a los EUA.
Concluida la guerra, regresó a Cuba, siendo electo delegado a la Asamblea de Santa Cruz del Sur, donde se desempeñó como vocal hasta el 30 de junio de 1899. Acompañó al Mayor General Calixto García a Washington como miembro de la comisión encargada de gestionar el reconocimiento a la Asamblea y los fondos para el licenciamiento del Ejército Libertador. Fue uno de los políticos que aprobó la destitución del Mayor General Máximo Gómez Báez como Jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador, cuando se produjeron las discrepancias entre éste y la mencionada Asamblea.
El 15 de septiembre de 1900, Juan Gualberto Gómez fue electo delegado a la Asamblea Constituyente por la provincia de Oriente y en ella se opuso tenazmente a la Enmienda Platt. Durante la segunda intervención militar norteamericana (1906-1909), fue miembro de la comisión consultiva con el cargo de vocal. Entre 1914 y 1917 fue representante a la Cámara y entre 1917 y 1925 senador de la República, en ambos casos por la provincia de La Habana. Fue un gran defensor de los derechos de la raza negra y de la democracia. Murió en La Habana el cinco de marzo de 1933.
Como político se caracterizó por la excelencia de su oratoria y como periodista y escritor se ha destacado su acendrado estilo, aunque todavía los cubanos nacidos en el período revolucionario continuamos esperando por la publicación de sus discursos, trabajos periodísticos y obras literarias entre las que se destacan “Hombres ilustres de mi raza” y la novela “El rey de las Carolinas”.