LA HABANA, Cuba -¿Quién es el dirigente castrista más popular? Según chiste popular de connotaciones racistas, es Abel Prieto.
El chiste vino a mi memoria al recordar al personaje. De “intelectual orgánico” del castrismo ascendió a presidente de la oficialista UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) y después a ministro de Cultura; ahora se desempeña como asesor presidencial. Prieto libra en vano una gran batalla contra los productos culturales alternativos a los que va ganando acceso el cubano de a pie.
Esto lo ha exteriorizado en diferentes intervenciones. Resulta evidente que él y sus jefes deploran que el gran público del país, salvo para ver telenovelas brasileñas o colombianas, haga caso omiso de los potajes didácticos o propagandísticos escogidos y sazonados en el Departamento Ideológico del Comité Central, que transmiten la televisión y la radio.
Gracias al empleo de discos y memorias-flash, los cubanos y cubanas, al módico precio de unos cinco pesos, acceden a películas que no han recibido el visto bueno de los jerarcas de la cultura, o a seriales de gran interés que éstos han prohibido por uno u otro motivo, tales como “El capo”, “La viuda negra” o “La vida de Pablo Escobar”.
Son horas de programación que escapan al escrutinio de los censores oficialistas, lo que concita la irritación extrema de éstos. Activistas de la UNPACU (Unión Patriótica de Cuba) han sabido aprovechar esta situación. Difunden los materiales gratis, y a los filmes y culebrones agregan pequeños documentales sobre la actividad que realizan.
Uno de estos fue elaborado recientemente por el fundador —el preso político, ahora en licencia extrapenal, José Daniel Ferrer García— con motivo de la mención que se hace al actual portavoz de la organización —el licenciado Guillermo Fariñas— en el culebrón alternativo que con toda seguridad es hoy el más popular de Cuba: el ya mencionado material colombiano “El Capo”, dirigido por un camagüeyano, Lilo Vilaplana, residente en Colombia hace 17 años.
Se trata de un serial que versa sobre la vida de un personaje de ficción: el supuesto jefe de un cártel de la droga. Como suele suceder, el público centra su interés en el cuadro de actores, que encabeza Marlon Moreno como intérprete del padrino mafioso. Pero más justo sería tener también muy presentes al director y a otros técnicos que han contribuido de manera determinante a lograr la altísima calidad del producto final.
Mención especial merece el guionista Gustavo Bolívar, escritor de indudable talento, cuyo excelente trabajo ha sido determinante en la gran popularidad alcanzada por el serial colombiano. Es a él a quien los disidentes cubanos debemos agradecer el haber hecho mención a uno de los más abnegados de los nuestros: el ya mencionado Guillermo Fariñas, Coco.
El pasaje en cuestión tiene lugar cuando Pablo León Jaramillo, el ficticio jefe criminal, tiene encerrado a un mafioso ruso, a quien tortura privándolo de alimentos, con el fin de que le revele el paradero de un rival. El martirizado pide comida, a lo que El Capo responde: “Me recordás la historia de este cubano, Guillermo Fariñas, campeón mundial en huelgas de hambre: Veintitrés. Y en la última aguantó ciento treinta y cinco días. Para volver a probar un bocadito de comida se demoró tres semanas”.
José Daniel Ferrer, tan pronto supo de este reciente capítulo de la obra, elaboró con rapidez un documental. En él aparecen el pasaje citado, un fragmento de la entrevista realizada al Coco por la periodista venezolana Patricia Poleo, la filmación del arribo a Miami del activista villaclareño, la ficha de éste en Wikipedia y una explicación de qué es la UNPACU. Se titula “La oposición cubana presente en todas partes”.