LA HABANA, Cuba. -Todavía son decenas de miles los cubanos que piensan que Wi-Fi es el nombre de un monje del templo de Shaolín o un descendiente de Bruce Lee.
La reciente ampliación de la referida red inalámbrica en 36 puntos del territorio nacional, es un avance en la digitalización de la sociedad cubana, sin embargo aún vamos a la cola del mundo.
Los plazos para ensanchar los límites de la conectividad en el ciberespacio se acortan, pero no al ritmo que prefieren los clientes fijos y temporales, ni tampoco los que sueñan con portar un Smartphone o sentarse delante de una computadora de cualquier marca, capacidad y fecha de fabricación para descubrir los misterios de internet.
Los avances en este ámbito son discretos y ajustados a las necesidades de los gerentes de la dictadura. Imbuidos del sempiterno espíritu de racionamiento, los jerarcas se limitan a entregar, parafraseando el nombre de un programa de la televisión nacional, la dosis exacta.
Así que las conexiones desde los hogares y el abaratamiento del servicio en los locales del Estado, permanecerán dentro del círculo vicioso de las intenciones.
El hecho de que el monto a pagar por el acceso a través de Wi-Fi sea menos oneroso, aún resulta prohibitivo para los cubanos, que reciben como promedio un salario de 24 pesos convertibles al mes, alrededor de 30 dólares.
Pagar cerca de 3 dólares por una hora de conexión, impide que se masifique el uso de esa tecnología. De no conseguirse alternativas laborales, casi siempre ilícitas, que amplíen las retribuciones monetarias o envíos sostenidos de remesas de algún familiar o amigo asentado en el extranjero, es iluso aspirar a los deslumbrantes recorridos por las pistas de Google, Yahoo y Facebook.
Dentro del paquete aperturista, hay un espacio reservado para las llaves y los candados.
En la medida que se extienda la clientela y el uso de todas las herramientas disponibles, se deduce el crecimiento de las advertencias y las penalidades para quienes traspasen los límites.
Los camaradas de Beijín y Hanoi saben cómo mantener las talanqueras en el espacio virtual.
Sus socios del Caribe anotan las recomendaciones y esperan pacientemente para ponerlas en práctica. A pesar de la lentitud del progreso en este ramo de las comunicaciones y de las presumibles posturas del gobierno para controlar más de lo debido, en los próximos años se prevé un aumento en la accesibilidad de internet.
A propósito del tema, hace unos días le pregunté a un vecino si conocía lo que era Twitter. Pensó que le estaba tomando el pelo. Al insistirle, me dijo que se trataba de un animal salvaje africano.
No quise enterarme de sus impresiones sobre el Wi-Fi.