LA HABANA, Cuba- Las disposiciones gubernamentales que en noviembre de 2011 autorizaron la compra y venta de viviendas, estimularon una nueva fuente de trabajo legal que antes sobrevivía en los negocios subterráneos del mercado negro. Pero con el paso del tiempo, el regreso a la ilegalidad se ha convertido en una mejor opción.
Belinda, más conocida como la Pucha, de 42 años, quien se dedicó durante 10 años a la labor de corredora de permutas, considera que los altos impuestos, la ausencia de garantías legales y las constantes fiscalizaciones por parte de inspectores estatales y autoridades policiales están incrementando las ilegalidades en el sector privado laboral.
“Decenas de ciudadanos prefieren entregar su licencia de trabajo por cuenta propia y continuar sus labores en el mercado ilegal”, nos dice Belinda. “Yo, por ejemplo, tenía que pagar a la ONAT (Oficina Nacional de administración Tributaria) 500 pesos, por la licencia, más el 10 por ciento cada vez que se realizaba una permuta. Yo no sé cómo le va a otros, pero a mí no me daba la cuenta; por eso, ahora opero en el mercado negro”.
Otro corredor que prefirió mantenerse en el anonimato, asegura que “gestionar permutas y compra-ventas de casas es un trabajo que muchas veces resulta agotador y muy inseguro”.
Este cuentapropista ilegal nos contó que tiene que “localizar al cliente que está vendiendo, ponerte de acuerdo con él para establecer la parte que te pagará por la gestión y luego comenzar a buscar al comprador, quien también tendrá que pagar su cuota. No digo que no se gane dinero, pero las cosas no son tan fáciles como parecen. La gente solo ve la parte del dinero que ganamos, que no es tanto como se piensa”.
Pero lo cierto es que estos cuentapropistas ilegales, que cada vez suman más, no cuentan con el beneplácito de la mayoría de la población, quienes los consideran “tramposos, oportunistas y, muchas veces, “gente peligrosa” y sin escrúpulos”.
Una funcionaria de la ONAT, que antes que se creara esta institución en junio de 1995 se había dedicado al negocio de las permutas y compra-ventas de casas, accedió a proveernos información sobre las particularidades de este tipo de negocio.
La funcionaria afirmó que “el negocio de los corredores no solo es lucrativo, muy lucrativo, sino que además, cuando ya has adquirido alguna experiencia lo puedes realizar desde tu casa si tienes un teléfono. Cuba es un país con mucha gente desempleada y con una escolaridad muy deficiente; así que los más pícaros y habilidosos se buscan 3 ó 4 necesitados y los ponen trabajar para ellos por unos pocos pesos”.
“Los ‘buscadores’ se encargan del trabajo más pesado. Y ahora con la página de Revolico las cosas son más fáciles. El resto, es estrategia de lobos: Detectar la desesperación del cliente y ofrecerte como la solución salvadora. Yo conozco gente que lleva más de 30 años viviendo de ese negocio, y viviendo bien”, agrega.
Inconvenientes y peligros
Idelisa Caballeros, de 56 años, refirió que “en el año 1991 yo estaba permutando. Un día, un señor con muy buena apariencia se presentó en mi casa a las 9:00 de la mañana para ver la casa. Luego que la recorrió, me aseguró que le convenía, y que si yo estaba de acuerdo podía ir a ver la suya por la noche. Me dio una dirección, y sobre las 8:00 de la noche fui a verlo. Lo cierto es que nunca encontré la dirección y cuando regresé a mi casa me habían robado. Fue muy dolorosa la forma en que tuve que aprender la lección”.
Carlos Alberto Seijas, de 73 años, contó que a su hermana le cobraron 700 dólares por la venta de una casa que ella vendió en 25 mil dólares. “Me parece abusivo, considerando que estos señores no se ocupan de ningún trámite de cuantos hay que realizar; y además, ni siquiera pagan impuestos”.
Muchos y diversos fueron los testimonios recogidos sobre la labor que realizan los llamados ‘corredores de permutas’ y ‘gestores de compra-venta de casas’.
“Es un negocio más; uno como tantos otros”, nos dice Antonio Sarmiento, de 42 años. “Gente mala y tramposa las hay en todas partes y en cualquier negocio. El problema en Cuba es que el ciudadano no posee una cultura del comercio honrado, de ese comercio que te permite ganarte la vida sin estafar a nadie. Todo lo que aprendió sobre negocios se lo enseñó la necesidad de sobrevivir en un país gobernado por leyes que lo penalizan todo”.
“Eso es muy cierto”, afirmó Moraima, la esposa de Sarmiento. “Incluso en los casos que el gobierno te permite legalizar un negocio, fíjate qué es lo que pasa: que no te garantiza nada para trabajar y tú tienes que acudir al mercado negro. La vida del cubano está marcada por la improvisación”.
Poco puede decirse sobre el futuro de la ilegalidad en Cuba, pero lo que sí parece cierto es que a la improvisación y al empeño de sobrevivir bajo cualquier circunstancia le queda mucho camino por recorrer todavía.