LA HABANA, Cuba. -A la sorprendente lista de los directores de equipos que ya no estarán al frente de sus respectivas nóminas de cara a la próxima temporada de la Serie Nacional de Beisbol, se une el conocido “Zorro de los Dugouts”, Alfonso Urquiola Crespo, considerado por los entendidos de este deporte en la Isla, como el mejor mánager cubano de estos tiempos.
Ya se conocía a través de algunas emisoras provinciales de radio la divulgación -sin entrar en detalles ni razones- del cese en sus funciones de Rigoberto Madera (Mayabeque), Lázaro Vargas (Industriales), Yosvany Aragón (Sancti Spíritu), Ramón Moré (Villa Clara), Irochi Baltuti (Holguín), Esteban Lombillo (Camagüey), y Luis Danilo Larduet en Santiago de Cuba.
Se puede entender que la medida se aplica debido al bajo rendimiento del béisbol en algunas de estas provincias, o a las incongruencias y malas decisiones que dieron al traste con el resultado esperado en otras. Pero, ¿serán éstas las verdaderas razones por las que se prescinde de tantos directores a la vez? ¿Quién dudaría en nuestro béisbol de la profesionalidad, la maestría, y experiencia probada que poseen para dirigir Esteban Lombillo y Ramón Moré, por solo mencionar dos de los mejores?
Todo sabemos la falta de libertades que viven los cubanos, por lo que se hace casi imposible obtener cualquier declaración de algunos de estos mánagers. Por tanto, la reciente renuncia y posteriores declaraciones de un caballero tan prestigioso y valiente dentro de la pelota cubana como lo es Alfonso Urquiola, nos viene a confirmar lo que no han dicho los directivos, y es que nuestro deporte nacional va desde hace rato con rumbo al colapso.
Las palabras de Urquiola, publicadas en el blog Zona de Strike, y extraídas de un vídeo distribuido a través del Paquete Semanal, han tenido una amplia repercusión dentro de los aficionados de Pinar del Rio y de la capital habanera. “No dirijo más pelota en la Serie Nacional hasta que la corrupción y las inmoralidades no acaben dentro del béisbol de la Isla” señaló el Relámpago de Bahía Honda, entre otras cosas. Y agregó que mientras a unos se les sanciona por hacer algo, a otros, por las mismas razones, no les pasa nada. “En una ocasión teníamos en el dugouts un invitado que no era jugador y tenía el abrigo verde de Pinar, y el árbitro ordenó sacarlo. Sin embargo a Yuliesky Gourriell se le vio en el banco de los Industriales con la gorra de los Yankees de Nueva York y no pasó nada”.
El caso más evidente de corrupción dentro de la pelota cubana es el de Víctor Mesa. El mánager cambia y maltrata a los peloteros a su antojo, mantiene dos cargabates en el equipo, contrata brujeros y los sienta en el banco, se burla de los árbitros, reparte prebendas a diestra y siniestra (según su conveniencia), junto a su hijo exhibe el mismo número 32 en el uniforme, y hasta llega a movilizar grandes recursos financieros en función del conjunto de Matanzas, cosa que el resto de los equipos no pueden hacer. Toda esta manipulación el gobierno la aplaude. Tal es el apoyo que recibe Víctor Mesa que, gane o pierda, seguirá con las riendas de la Selección Nacional por los próximos cuatro años.
A propósito de las valientes declaraciones de Urquiola, no es la primera vez que una figura importante del béisbol cubano se refiere a la corrupción imperante. Cesar Valdés, quien fuera hace unos años el jefe de arbitraje, y el mejor de los árbitros en la Isla, en una carta dirigida a la Comisión Nacional, denunció también la corrupción, el nepotismo y la falta de preparación técnica de algunos funcionarios dentro de la dirección del béisbol en Cuba.