La Habana, Cuba. Leonel Alberto Pérez Belette, septiembre de 2013 – En ocasión del día de la Caridad del Cobre, más de una docena de Damas de Blanco, acompañadas por algunos opositores, hicieron una parada junto a la Basílica Menor, consagrada a la patrona de Cuba, para pedir por los presos políticos que permanecen en las mazmorras del régimen y demandar a las autoridades el respeto por los Derechos Humanos.
Cercadas por abundante acoso policial y agrupaciones paramilitares, la líder Berta Soler habló públicamente en nombre de la organización pacífica; luego las activistas se retiraron.
Las Damas peregrinaron en silencio junto a la imagen de la Virgen de La Caridad del Cobre en procesión, pero no ingresaron al Templo, ni se entrometieron en el acto religioso; las declaraciones fueron hechas en la calle lateral, una vez terminada la procesión y al margen de la homilía ofrecida dentro de la iglesia por el Cardenal Jaime Ortega Alamino, quien presidiera la liturgia en compañía del cura párroco Roberto Betancourt y el prelado jesuita Juan de Dios, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis.
Este año la tradicional peregrinación masiva, por las calles de Centro Habana, fue menos concurrida que en ocasiones anteriores, porque algunas parroquias metropolitanas programaran sus propias ceremonias en el mismo horario; sumado a que la televisión transmitió el culto, desde el Santuario del del Cobre, de la oriental provincia Santiago de Cuba.
Virgen de La Caridad del Cobre, Ochún (dentro de las religiones afrocubanas), o Cachita, para el cubano amoroso, es la advocación de la Virgen María para los criollos desde hace 400 años, cuando afirmaron encontrarla –aproximadamente entre 1612-1613– flotando en aguas de la costa norte de la oriental Bahía de Nipe. Fue proclamada Patrona de Cuba en 1916, por el Papa Benedicto XV, a petición de veteranos de nuestras luchas independentistas de la metrópoli española.
El gobierno aprovechó que la multitud suele vestirse de amarillo, el 8 de setiembre –color de los vestidos de la virgen– para exhortar a sus partidarios a usar cintas amarillas en honor de los cuatro espías que permanecen presos en Estados Unidos, viejo recurso que en las religiones afrocubanas se conoce como “Misa Robada”.
En esta oportunidad las autoridades eclesiásticas de la Isla no se han pronunciado por la liberación del ciudadano americano, de origen hebreo, Alan P. Gross; quien se encuentra en penoso estado de salud en las mazmorras del régimen por el delito de facilitar el acceso a Internet a la pequeña comunidad judía de la Isla; al igual que la de otros activistas políticos en condiciones precarias similares como Raúl Rodríguez Soto.
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