LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -No esta permitido llorarlo. El no quería. Bebo Valdés, hijo de Quivicán, el Caballón, por su imponente estatura fue un hombre que se crio con el son y el danzón. Ejerció el oficio de hacer estrellas: Fernando Álvarez y Pacho Alonso, Rolando Laserie y Miguelito Cuni. Fue uno de los grandes arreglistas cubanos, junto a Chico O’Farril, René Hernández y Pedro Justiz.
Es imposible hablar de la música cubana de los siglos XX y XXI sin tener en cuenta la labor de Bebo Valdés como orquestador, compositor y pianista del Cabaret Tropicana.
Familiarizado con el sonido de Louis Armstrong, Art Tatum, Ray Charles y Glenn Miller, admirador de musicos africanos de la talla de Fela Kuti y Manu Dibango. En África su música fue bienvenida debido al sentimiento magnético de nostalgia y perdida que el transmitía en sus interpretaciones.
Hombre de una sola pieza, el exilio para el fue un reto. Cuba está en deuda con su legado pero los comisarios de la cultura aun no le permiten regresar del frío. Su obra ha estado confinada al silencio.
El Instituto Cubano de la Música nunca ha tomado en serio los aportes de Bebo Valdés. En la Isla continua siendo un ilustre desconocido. Cuando los cubanos hayan olvidado este medio siglo de pesadilla, la música de Bebo continuará siendo fresca como las gotas de lluvia.